La coherencia y cohesión en Cien años de soledad

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Como en todo texto hay adecuación, coherencia y cohesión. García Márquez adecúa el mensaje a sus finalidades estéticas: sugerir diferentes interpretaciones y emocionar con la lectura. Al mismo tiempo, posee un sentido unitario y todos sus elementos están íntimamente vinculados. Aspectos que contribuyen a la coherencia son el tema abordado, la estructura de los contenidos, el lenguaje empleado y nuestro propio conocimiento del mundo. A la hora de abordar los elementos de cohesión textual, debemos atender a los tres principales campos lingüísticos.
Semánticamente sobresalen campos semánticos como el de la correspondencia epistolar y el del paso del tiempo. A ambos hiperónimos asociamos respectivamente hipónimos como “cartas, escribiendo, papelitos, billetes, documentos de amor y correo” y “años, bordando, semanal, media vida, año décimo y la primera vez”, entre otros. Hay valores opuestos expresados en lo que representa cada personaje: el opuesto papel del hombre y el de la mujer en esta sociedad es representado en la pareja de Bayardo y Ángela: Bayardo la arrogancia venida a menos y Ángela la libertad e independencia que se consolida progresivamente a lo largo de la historia. Y sinónimos como el amor y el perdón, el perdón y el reencuentro.
En cuanto al uso del lenguaje destaca el uso artístico del mismo, elaborado a conciencia para deleitarnos, lo que justifica el predominio de la función poética y de la connotación que favorece múltiples interpretaciones de lo narrado gracias al empleo de diferentes recursos literarios (“carta febril”, personificación; “amor y odio”, antítesis, “te envío mis lágrimas”, metáfora, entre otros)...Morfosintácticamente destaca el predominio de verbos predicativos conjugados en voz activa y en tercera persona del singular y plural en pasado (“descubrió, mandaba, escribió, despertó, bordaba, llevaba...”). Hay ejemplo de elipsis como en al comienzo del tercer párrafo, donde se omita el sujeto (Ángela Vicario) porque ya ha sido expresado y está incluido en la persona y número del verbo (“Escribió una carta semanal durante media vida”). La sustitución pronominal aparece en varias ocasiones como en el siguiente ejemplo: “Una madrugada de vientos, por el año décimo, la despertó la certidumbre (...)”, comienzo del cuarto párrafo, donde el pronombre átono “la” sustituye anafóricamente a Ángela Vicario. Llama la atención los distintos pronombres que sustituyen catafóricamente a Bayardo porque se nombra al final del texto, aunque teniendo en cuenta que se trata de un fragmento, sabemos que se refiere a él. Desde el punto de vista de la finalidad cobran protagonismo las oraciones enunciativas afirmativas, aunque encontramos una exclamativa en boca de Ángela en el quinto párrafo: “¡Pero era él, carajo, era él!”. Oraciones compuestas coordinadas y subordinadas evidencian el uso de una sintaxis compleja. Así, subrayamos el uso de subordinadas sustantivas y adjetivas como al principio del texto: “(...) Ángela Vicario descubrió entonces que el odio y el amor son pasiones recíprocas”, ejemplo de subordinada sustantiva de CD (“lo descubrió”). Ejemplo de subordinada adjetiva es: “(...) y por último fueron las cartas indignas de una esposa abandonada que se inventaba enfermedades crueles (...)”, donde el “que” cumple la función de sujeto y sustituye a su antecedente “una mujer abandonada”. En cuanto a la coordinación, citemos un ejemplo de copulativa en: “Estaba gordo y se le empezaba a hacer el pelo (...), y otro de adversativa al finalizar el anterior ejemplo: “¡Pero era él, carajo, era él!”.Ya en el plano textual competamos el uso de diversos conectores que proporcionan al discurso de cohesión interna y favorecen la progresión temática. Algunos ejemplos son los siguientes: “que, y, pero, mientras, porque, entonces, a partir de entonces, sin embargo...”

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