El Columpio de Fragonard: Seducción y Galantería en el Rococó

Clasificado en Plástica y Educación Artística

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En el jardín donde se encuentran los personajes hay tres esculturas de Cupido. Dos de ellas están debajo de la mujer y la otra frente a ella sentada en un pedestal. Uno de los Cupidos que se encuentra bajo sus faldas dirige su mirada hacia ella y el que está en el pedestal, aparece también mirándola pero de frente. Las miradas de ambos amorcillos forman una evidente línea diagonal que atraviesa el cuerpo de la dama. De este modo, el juego de miradas de estas dos esculturas se corresponde con el de los dos hombres. Todas las miradas centran su atención en la mujer de forma que ella es observada por todas partes; aparece acorralada, vigilada por delante y por detrás. Es la auténtica protagonista de la escena y como tal ella será la que tomará todas las decisiones en ese juego de seducción. La vegetación es igualmente un elemento destacado de este cuadro. La parte superior del mismo está ocupada por elementos vegetales: troncos, ramas, hojas. Destaca el potente tronco del árbol que está a nuestra izquierda y del que parten onduladas ramas que ascienden en diagonal hacia el extremo izquierdo superior del cuadro.

Aspectos Técnicos

Por lo que respecta a otras cuestiones técnicas, nos encontramos con una pintura al óleo sobre tela de 83 por 66 centímetros.

El Color y la Luz

Existe en Fragonard un interés por el color. En esta pintura encontramos una amplia gama de tonalidades verdes y amarillas. Estos dos colores tienen numerosos matices y se extienden por la abundante vegetación que ocupa el cuadro. Únicamente el rosa y el blanco del vestido de la dama destacan en este panorama, creándose un contraste absolutamente armónico entre estos colores y los del entorno. Una vez más, la joven queda destacada, en este caso, por el color rosa que resalta claramente en medio de esa enorme variedad de tonos verdosos. Domina el color sobre la línea y la pincelada es rápida, suelta, fluida.

En cuanto al tratamiento de la luz, hay que decir que, en general, el pintor pone en práctica la técnica del **claroscuro**; hay zonas en penumbra, como por ejemplo el punto en el que se encuentra el hombre adulto que tira de las cuerdas del columpio y partes más iluminadas, más claras. Pero, aparte de eso, hay que decir que la luz entra en escena a través del claro que queda entre los árboles. Ésta se abre paso a través de una espesa vegetación. Este canal de luz se encuentra tras la muchacha y estalla plenamente en la figura de la protagonista. Otra vez ella quedará resaltada (en este caso por la luz).

Interpretación de la Escena

La pintura nos presenta una escena galante, un momento de seducción. Es una imagen típica del estilo **Rococó**; estilo que reflejaba los gustos de la aristocracia. Esta clase social se entregaba a todo tipo de frivolidades. Es por eso que en estas pinturas se presentan ambientes despreocupados, elegantes donde la diversión intrascendente y la seducción son las notas dominantes. La mujer aparece columpiándose entre los dos hombres de modo que ella dibuja un movimiento pendular, oscilante. El pintor capta el momento en el que el columpio llega a su punto más alto aproximándose al joven. Pero un instante después ella volverá hacia atrás alejándose de uno de los hombres y acercándose al otro. Esta situación puede interpretarse, según la visión de la época, como un símbolo de la inconstancia de los sentimientos femeninos porque no parecen tener un destinatario claro. También parece representarse con esta escena el juego de la seducción. La dama juega con sus dos pretendientes hasta tomar una decisión definitiva. No se decide aún, no se sabe cuál será su elección y eso, sin duda, forma parte del juego del galanteo. También se ha interpretado este balanceo del columpio como la plasmación de un segundo de arrebatamiento erótico, frágil y pasajero.

El joven que se encuentra frente a la dama parece ser su amante. El adulterio, un pecado duramente criticado en las clases bajas, era aceptado como algo natural entre las clases privilegiadas. En la aristocracia del siglo XVIII eran muy comunes las bodas por interés. Las parejas nobles asumían sólo el objetivo material de sus matrimonios y, tras asegurar su descendencia, muchas solían vivir su sexualidad por separado.

Ubicación de la Obra

Fragonard volvió a repetir esta escena diez años después. La primera versión se encuentra en la **Wallace Collection** de Londres.

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