El Comercio: Motor de la Economía y su Evolución en España
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El Comercio: Motor de la Economía
El comercio es la actividad que actúa como intermediaria entre la producción y el consumo, bien en puntos de venta localizados en el territorio o, ahora también, en forma electrónica, a través de internet. Resulta de gran importancia en la economía de cualquier país por las siguientes razones:
- Es necesaria para el desarrollo de una economía de mercado, donde la mayor parte de los productos obtenidos se destinan a la venta.
- Permite poner en contacto las áreas donde se producen los bienes con aquellas donde residen los consumidores, lo que origina densos flujos de mercancía, capital e información entre unos y otros.
- Genera gran cantidad de puestos de trabajo, pues, aunque algunas formas comerciales intentan reducir su número para ahorrar costes (autoservicio y telecompra), aún predomina el contacto personal con el cliente.
En España, el comercio representa alrededor del 15% del PIB y de la ocupación total del país.
Tipos de Comercio
Existen dos tipos de comercio:
- El mayorista: compran a los productores en grandes cantidades para “revender” a otros comercios sin contactar con el consumidor.
- El minorista: compran a mayoristas y venden al detalle, es decir, en pequeñas cantidades directamente a los consumidores.
El comercio minorista está sufriendo en la actualidad cambios en su organización:
- Ante la disminución de pequeños comercios familiares, hay una concentración de empresas (firmas o marcas) que permiten ventajas al consumidor, como el pago a plazos.
- Simplifican los canales de distribución, al actuar como mayoristas/minoristas.
- Comercio asociado: tiendas en un mismo local, asociación de tiendas de determinados lugares en las ciudades, etc. De ese modo pueden competir con las grandes superficies.
- Y, por último, la integración de las nuevas tecnologías de la información, incorporando el comercio electrónico.
Los Paisajes Comerciales
Comercio Interior
Se han diversificado y podemos encontrar algunos de larga tradición, junto a nuevos espacios de consumo. Según la mayor o menor antigüedad de su origen, pueden distinguirse varios tipos:
- Áreas de comercio minorista tradicional: locales de pequeño tamaño, de propiedad familiar. Generalmente venden productos de alimentación y bienes de primera necesidad, con un área de mercado reducida.
- Comercios especializados, con productos caros y minoritarios (música, montañismo, etc.).
- Grandes almacenes: se organizan por departamentos y secciones especializadas. Se sitúan en locales de varios pisos y en los centros urbanos. Ofrecen una gran variedad de productos y servicios, con personal especializado por secciones.
- Establecimiento de libre servicio: surgen en la década de los 60 del siglo XX. No suele tener vendedores, los productos están envasados, los eligen los clientes y pagan al finalizar su compra. Dentro de ellos están:
- Autoservicios: extendidos por todas la poblaciones, grandes y pequeñas.
- Los supermercados: más grandes, sólo se dan en las ciudades. Predominan los productos de alimentación y complementarios. Se ubican en las provincias más pobladas y en las de gran turismo.
- Hipermercados: de tamaño mayor que el “super” y de oferta más variada; además de la alimentación ofrecen calzado, ropa, hogar, etc. La mitad de ellos se concentran en sólo diez provincias, con Madrid y Barcelona a la cabeza. Se localizan en las periferias urbanas, junto a grandes vías de comunicación y amplias superficies de aparcamiento.
- Centros comerciales y cadenas de franquicias: surgen en Estados Unidos. Se caracterizan por agrupar en un edificio a muchas pequeñas tiendas y un supermercado o hipermercado, además de locales de ocio (bares, cines, etc.).