Comparativa Filosófica: Kant frente a Aristóteles y Nietzsche
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Relación de Kant con Nietzsche
Kant retoma los principios metafísicos, los postulados de la razón práctica, presuponiendo la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios, porque si no, nuestra vida moral carecería de sentido. Esta recuperación de los temas metafísicos hará que Nietzsche califique a Kant de “cristiano alevoso”. Nietzsche rechaza la Ilustración al modo de Kant, tanto el replanteamiento de la metafísica desde los postulados de la razón práctica como el optimismo en su filosofía de la historia. Para Nietzsche, ni es posible fundamentar los dogmas cristianos en la razón práctica ni existen motivos para confiar en un progreso moral de la humanidad. Nietzsche critica el concepto de “cosa en sí” de Kant, porque junto al concepto de ser en Parménides y a las Ideas de Platón representan los “grandes conceptos filosóficos” que tienen su origen en una “huida del mundo”, es decir, representan el espíritu decadente pleno de odio a la vida, a las pasiones y a los instintos.
Relación de Kant y Aristóteles
Kant, contrariamente a Aristóteles, afirma que el hombre en estado de naturaleza no es social, siendo la "insociable sociabilidad" el motor del progreso social. Kant aboga por un Estado que garantice la libertad política negativa, en contraste con el organicismo político aristotélico. Su ética formal, representada por el imperativo categórico, busca superar el relativismo de las éticas materiales como la de Aristóteles, que persigue la felicidad como fin último. La ética formal es una ética vacía de contenidos que no nos dice lo que debemos hacer sino cómo debemos actuar, la forma racional de hacerlo. Para Kant, el deber es el fin último de la ética, mientras que en Aristóteles es la felicidad. Mientras que la ética aristotélica es heterónoma, determinada por la naturaleza humana, la ética kantiana es autónoma, es decir, es el sujeto el que decide por sí mismo.
El Imperativo en la Filosofía de Kant
Kant desarrolla el concepto de imperativo como un mandato que describe cómo debemos actuar. Estos pueden ser:
- Objetivos: aplicables a todos los sujetos racionales.
- Subjetivos: basados en principios individuales.
Además, distingue entre:
- Imperativos hipotéticos: condicionados por un objetivo particular.
- Imperativos categóricos: que se aplican sin excepción y sin considerar las consecuencias.
El imperativo categórico se centra en la intención moral de la acción, priorizando el deber por sí mismo y no las consecuencias. Kant lo formula de dos maneras importantes:
- "Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal".
- "Obra de tal manera que uses la humanidad siempre como un fin y nunca como un medio".
Este imperativo es racional y a priori, contrario a las éticas materiales que son heterónomas y prescriben acciones basadas en consecuencias, mientras que el imperativo categórico es autónomo, determinado por la propia voluntad moral del individuo.
La Ilusión Trascendental en la Teoría Kantiana
La ilusión trascendental es el error en el que cae la razón al intentar conocer objetos que están más allá del límite de la experiencia sensible. La razón, la tercera y última facultad del conocimiento, no conoce sino que piensa. Pensar consiste en organizar los conceptos según sus relaciones lógicas, generando así los conceptos universales que Kant llama Ideas de la razón o ideas trascendentales. Estas incluyen:
- El alma: que abarca nuestros conocimientos sobre los fenómenos de la experiencia interna.
- El mundo: que abarca nuestros conocimientos sobre los fenómenos de la experiencia externa.
- Dios: la síntesis de ambas.
Aunque mediante las ideas podemos pensar la totalidad de los fenómenos, no nos proporcionan conocimiento real, ya que carecemos de alguna intuición o experiencia de las Ideas de la razón, lo cual es imposible. Por lo tanto, la metafísica como ciencia no es posible, dado que el límite de nuestro conocimiento es la experiencia sensible. No obstante, el hombre tiene una tendencia natural a hacerse preguntas metafísicas, a lo que Kant llama ilusión trascendental. Estas ideas se utilizan legítimamente cuando se emplean como un objetivo ideal para mejorar nuestro conocimiento, en un uso regulativo.
Sin embargo, estas ideas de la razón tienen validez en la razón práctica, como postulados, es decir, supuestos indemostrables pero necesarios para que tenga sentido la moralidad.