Comparativa de Obras Maestras: 'El Entierro del Conde de Orgaz' de El Greco y 'Las Tres Gracias' de Rubens
Clasificado en Plástica y Educación Artística
Escrito el en español con un tamaño de 2,37 KB
El Entierro del Conde de Orgaz
El Greco, óleo sobre lienzo, manierista, religioso
En este cuadro se diferencian dos partes: la tierra y el cielo. Sin embargo, hay nexos de unión entre ellas, como la cruz que sostiene el párroco de la izquierda, la mirada de un sacerdote al cielo y la ascensión del alma del difunto.
En la mitad terrenal, los personajes están organizados a manera de friso, cerrando los extremos por las figuras del fraile y del rector. En primer término, se representa el entierro, y el niño Jorge Manuel señala la escena mientras sostiene una gran vela encendida. Los personajes secundarios se alinean en columnas utilizando perspectivas escalonadas con la intención de dar mayor profundidad.
En la mitad divina, la composición dibuja un rombo, cuyos vértices son la figura de Jesús, la Virgen, el ángel y San Juan Bautista.
Las diferencias entre ambas partes son visibles también en la representación de los personajes. En la tierra, las figuras son tratadas con un realismo exquisito, y en el cielo, las figuras se muestran lánguidas y estilizadas.
Las Tres Gracias
Rubens, óleo sobre tabla, barroco, mitológico
En la mitología grecorromana, las tres Gracias eran la personificación de la belleza. Rubens utiliza esta temática para mostrar los mejores ejemplos del ideal de la belleza femenina de la época. Inspirado en los modelos de la antigüedad clásica, mantiene una composición tradicional y presenta a las tres Gracias formando un círculo compacto, de manera que una de ellas da la espalda al espectador.
La estructura interna del cuadro presenta a las tres mujeres unidas físicamente por los brazos y por el fino velo que las envuelve. También están vinculadas a través de la mirada, detalle que refuerza la unidad del grupo.
Otro aspecto relevante es el gran dinamismo que consigue la escena gracias a la interrelación que muestran los personajes y a su movimiento corporal, y el predominio de la línea curva y sinuosa en las siluetas. Esto ayuda al pintor a reforzar la sensualidad de la escena, complementada perfectamente por un foco lumínico continuo que envuelve las figuras y resalta la blancura de sus cuerpos. El cromatismo se fundamenta en el uso de tonalidades pálidas, sin estridencias.