La Concepción de la Poesía en Platón y Aristóteles: Inspiración Divina vs. Mímesis
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La Visión de Platón sobre la Poesía y la Retórica
Platón sitúa a la retórica en un plano problemático. No obstante, cabe señalar la importancia que atribuye a la poesía como un discurso singular: considera que se produce de manera diferente a los demás, con medios distintos y con objetivos diferenciados.
Es en el diálogo Ion donde expone con mayor nitidez esta especificidad del discurso poético. Platón no sitúa esta particularidad en los mecanismos verbales (puesto que son los mismos que utiliza la retórica) ni en la verdad que contiene (ya que la filosofía la contiene de forma superior), sino en su modo de producción. De manera que, para Platón, el rasgo caracterizador de los discursos poéticos es el hecho de ser fruto de la inspiración divina.
La Perspectiva de Aristóteles: Poética y Retórica
Contrariamente a Platón, Aristóteles dedica obras completas a la reflexión sobre la retórica y la poética, discursos que su maestro había considerado distorsionadores de la verdad. En líneas generales, Aristóteles supera el concepto mítico del arte como fruto exclusivo de la inspiración. Como señaló Alfonso Reyes, Aristóteles, “procediendo con criterio de naturalista, se limita a reconocer la existencia del hecho literario y a analizarlo tal como lo encuentra”. Así, a la explicación mítica platónica sobre la existencia del arte se contrapone la explicación estrictamente natural de Aristóteles, pues según él, “el imitar es algo connatural a los seres humanos desde su niñez”.
Aportaciones Fundamentales de Aristóteles al Pensamiento Literario
Sintetizando, podemos clasificar las aportaciones de Aristóteles al pensamiento literario en tres tipos principales:
1. Aportaciones Estructurales
Aristóteles consideró la organización de los hechos (la fábula o mythos) como la parte más importante de la tragedia. En este sentido, su formulación de que “las partes de los hechos se compongan de tal manera que, colocada fuera de lugar alguna parte o suprimida, cambie y se perturbe el todo”, implica que todo texto se caracteriza como una estructura cerrada que obedece a un plan coherente, con un comienzo y un final bien determinados.
2. Aportaciones Lingüísticas
En cuanto a sus aportaciones de carácter lingüístico, destaca la especificidad que Aristóteles concede al lenguaje poético frente al lenguaje común. Su distinción entre el nombre raro (o palabra inusual) y el nombre corriente, y su convicción de que el primero es propio de la poesía, atestiguan el rango de lenguaje especial que Aristóteles le concede. Cabe señalar, no obstante, que para Aristóteles, la palabra, aunque bella, debe servir siempre a finalidades representativas (miméticas) que el poeta no debe eludir.
3. Aportaciones Pragmáticas
Esta última observación nos introduce en otra cuestión relevante en el pensamiento aristotélico: si los criterios estructurales y lingüísticos son importantes, no lo son menos los pragmáticos. Según Aristóteles, la fábula debe estar bien escrita y compuesta no por una mera cuestión de arte por el arte, sino para producir determinados efectos en el público, sin los cuales no existe verdadera tragedia. El temor y la piedad (o compasión) son esos efectos propios de la tragedia, y deben ser provocados en los espectadores mediante una acción en la que participen seres humanos (no dioses), de acuerdo con el criterio de la verosimilitud. Según Aristóteles, los espectadores deben reconocerse en seres como ellos, que, tras cometer una falta (hamartia), sufren un castigo que los priva de su anterior situación de dicha y prestigio social. De esta manera, el arte imitativo aristotélico desafiaba a Platón, demostrando su utilidad para el buen gobierno de las ciudades.
La Mímesis como Rasgo Definidor
Al margen de la importancia de todas estas aportaciones, para Aristóteles, el rasgo definidor de la poesía ya no es la inspiración divina platónica, sino la mímesis (imitación o representación). De hecho, cuando Aristóteles busca determinar qué es poesía dentro del universo discursivo de su tiempo, la característica especificadora no es el verso, ni la estructura, ni la lengua particular, ni los efectos en el público, sino única y exclusivamente la mímesis.