Concepciones Filosóficas del Ser Humano: Alma, Cuerpo y Conciencia a Través de la Historia
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Antropología Filosófica: La Naturaleza del Ser Humano
La antropología filosófica aborda la cuestión fundamental de la naturaleza del ser humano, explorando su composición y esencia a través de diversas corrientes de pensamiento. A continuación, se examinan las perspectivas de filósofos clave sobre el dualismo, el hilemorfismo y la relación entre alma y cuerpo.
Platón: Dualismo Sustancial y la Inmortalidad del Alma
Para Platón, el ser humano se compone de dos sustancias distintas e independientes: el cuerpo y el alma. No son dos principios de una única sustancia, sino entidades completas por sí mismas. El alma, una sustancia completa, reside en el cuerpo de manera temporal.
Según Platón, la finalidad de la vida es la liberación del alma del cuerpo, un proceso que se logra a través del trabajo filosófico y la purificación. Si el alma alcanza esta purificación, al morir se desprenderá del cuerpo y regresará al Mundo de las Ideas. En caso contrario, estará sujeta a la reencarnación.
Platón concibe el alma y el cuerpo como dos sustancias heterogéneas:
- Cuerpo: Materia
- Alma: Espíritu
Además, Platón sostiene firmemente la inmortalidad del alma.
Aristóteles: El Hilemorfismo y la Unidad Sustancial
La concepción de Aristóteles difiere significativamente de la platónica. Para él, el ser humano es una única sustancia, no dos. Esta sustancia se compone de dos principios sustanciales inseparables: la materia y la forma. Este es el esquema conocido como hilemorfismo.
En el contexto de un cuerpo humano, por ejemplo:
- Materia: Es el principio indeterminado que, por sí mismo, no tiene una forma específica.
- Forma: Es el principio que determina la sustancia corpórea, dándole su ser y su modo de ser particular.
Toda alma, para Aristóteles, es una forma sustancial. Una diferencia crucial con Platón es que, para Aristóteles, el alma comienza a existir junto con el cuerpo y no preexiste a este.
Influencia de Platón en el Pensamiento Cristiano Temprano
Al buscar una filosofía que armonizara con las verdades reveladas, algunos pensadores cristianos tempranos encontraron compatibilidad en las doctrinas de Platón. Ciertas ideas platónicas parecían resonar con conceptos cristianos:
- La noción platónica de que el alma es enviada al cuerpo como consecuencia de un castigo fue comparada por los cristianos con el concepto del pecado original, que afecta a todo el género humano.
- La idea de la superioridad del alma respecto al cuerpo y la lucha constante del alma por dominar las tendencias de la carne (las pasiones), ilustrada por el Mito del Auriga, también encontró paralelismos.
- La conclusión platónica de la inmortalidad del alma humana fue otro punto de convergencia.
A pesar de que algunos pensadores individuales abogaron por seguir la filosofía platónica, es crucial señalar que la Iglesia como institución jamás asimiló de manera oficial las doctrinas platónicas en su totalidad. Sin embargo, las enseñanzas de Platón ofrecieron tesis compatibles que fueron adoptadas por ciertos pensadores cristianos para articular su propia doctrina.
Santo Tomás de Aquino: La Síntesis Aristotélica-Cristiana
Santo Tomás de Aquino (ST) recupera la filosofía aristotélica y la aplica al estudio del hombre, proponiendo el sistema hilemórfico. Para Santo Tomás, el ente se compone de esencia (sustancia, que posee un acto de ser propio y lo comunica al accidente) y ser.
En los entes corpóreos, la esencia se manifiesta como materia prima y forma sustancial. La sustancia, en relación con los accidentes, es potencia; la esencia, en relación con el ser, es potencia en acto.
Para Santo Tomás, el alma es la forma del cuerpo. Es lo que hace que un cuerpo sea un cuerpo humano y esté vivo. Siguiendo a Aristóteles, ninguna alma preexiste al cuerpo; el alma comienza a existir con el cuerpo. Por lo tanto, no hay transmigración de las almas. A pesar de esta diferencia con Platón (para quien el alma preexiste al cuerpo), Santo Tomás también afirma la inmortalidad del alma humana.
René Descartes: El Dualismo Moderno
En la filosofía de René Descartes, se observa un resurgimiento del esquema dualista platónico, aunque con sus propias particularidades. Descartes niega la existencia de las formas sustanciales aristotélicas.
Para Descartes, el alma es una sustancia pensante (res cogitans) y autosuficiente. A través de su método de la duda metódica, Descartes cuestiona todo, incluso la información proporcionada por los sentidos, hasta alcanzar una primera verdad indudable: la idea clara y distinta del "cogito ergo sum" (pienso, luego existo). La razón es la facultad que permite alcanzar esta verdad, y la existencia del alma pensante es la garantía de la propia existencia.
Descartes distingue dos tipos de sustancias:
- Res cogitans: La sustancia pensante (el alma).
- Res extensa: La sustancia extensa (el cuerpo), cuya característica principal es la extensión en el espacio.
Una implicación notable de su dualismo es que, para Descartes, los animales son meras máquinas, carentes de alma. El ser humano, en cambio, se define por su alma y su capacidad de pensamiento. Por lo tanto, solo quien piensa posee alma, y los animales, al no pensar, no la tienen.
Julien Offray de La Mettrie: Materialismo y Mecanicismo
En el siglo XVIII, Julien Offray de La Mettrie encarna una tendencia filosófica que busca eliminar la noción de la res cogitans cartesiana. Su pensamiento se basa en la premisa de que si la complejidad de plantas, animales y el cuerpo humano es completamente explicable en términos mecánicos, entonces la totalidad del mundo también lo es.
Para La Mettrie, todo puede explicarse a partir de las bases de la organización química y física. Su concepción es profundamente materialista y mecanicista, negando la existencia de un alma o mente inmaterial separada del cuerpo.