Conceptismo y Culteranismo: Dos Corrientes Literarias del Barroco

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Conceptismo y Culteranismo: Dos Tendencias del Barroco

El Conceptismo y el Culteranismo son dos tendencias del estilo barroco que pretenden una expresión complicada mediante asociaciones ingeniosas. Ambas poseen una voluntad minoritaria, ya que obligan al lector a hacer un esfuerzo interpretativo.

Culteranismo

El Culteranismo fue un nombre despectivo que se le dio al estilo de Góngora, a quien se le acusaba de oscuro y difícil. Creado por Fernando de Herrera, aspiraba a crear un lenguaje poético diferente a la lengua común. Se caracteriza por la intensificación y acumulación de los recursos que empleaban los poetas barrocos, preocupado por la belleza formal. Persigue la brillantez formal y presenta una realidad embellecida mediante metáforas e imágenes hiperbólicas de difícil interpretación. Utiliza un léxico cultista, imita la sintaxis latina y hace numerosas alusiones mitológicas a través de perífrasis. Se cultivó más en poesía que en prosa. Su máximo exponente fue Luis de Góngora.

Conceptismo

El Conceptismo es una corriente literaria que profundiza en el sentido o concepto de las palabras. Se caracteriza por la agudeza mental que da preferencia a las ideas con el fin de impresionar la inteligencia o el deseo de decir mucho con pocas palabras. Para conseguir este objetivo, utiliza frecuentes metáforas, juegos de palabras como el doble sentido, un estilo breve y conciso logrado mediante la elipsis o eliminación de palabras, y antítesis de palabras, frases o ideas con el fin de impresionar.

La Obra de Góngora

Góngora fue un poeta respetado, temido y famoso que inventó un lenguaje poético brillante, culto y elitista: el culterano. Su poesía pretende transformar la realidad en un mundo nuevo de belleza mediante metáforas. Es una poesía muy sensorial que logra la admiración del lector porque va dirigida a la inteligencia, pero pocas veces conmueve porque no expresa sus sentimientos. Su obra se divide en dos vertientes:

  1. Poesía culta
  2. Lírica tradicional, a menudo de tono burlesco.

Poesía Culta

Desde sus inicios, Góngora escribió poesía muy culta en sus sonetos, pero se intensificó a partir de 1609, cuando se retiró a Córdoba desengañado del ambiente de la corte. Sus grandes obras cultas son la Fábula de Polifemo y Las Soledades, que despiertan reacciones opuestas en el público y en otros poetas: admiración o rechazo. En ese momento se empieza a hablar de su nuevo estilo, el culteranismo, que se caracteriza por:

  • Intensificación de cultismos léxicos y sintácticos: hipérbaton, frase larga, oraciones subordinadas complicadas.
  • Acumulación de metáforas embellecedoras.
  • Abundancia de alusiones mitológicas y juegos conceptistas.

Romances y Letrillas: La Faceta Tradicional de Góngora

En su época no se publicaron, se transmitían cantados y más tarde fueron recogidos en Romanceros. Tratan temas pastoriles, líricos, moriscos, mitológicos, de cautivos, etc. A veces mezcla, en un romance, un tema clásico mitológico con un tono burlesco, como en la Fábula de Píramo y Tisbe. Predomina el conceptismo, conciso e ingenioso.

El Estilo de la Poesía de Quevedo

La originalidad de Quevedo no estriba en los temas que trata, sino en el uso especial de la lengua y en la experimentación de nuevos recursos expresivos. Su poesía tiende al conceptismo porque pretende sorprender mediante la asociación nueva de conceptos. Sus rasgos típicos son:

  • Metáforas muy originales: embellecedoras o deformadoras, que personifican objetos y cosifican seres humanos.
  • Creación de nuevas palabras, a veces derivadas o compuestas.
  • Uso especial de las categorías gramaticales: los verbos "fue", "será" y "es" tienen valor sustantivo, con significado de pasado, futuro y presente.
  • Abundantes juegos de palabras conceptistas, muchas veces basados en la hipérbole o exageración, en antítesis, paradojas y polisemias.

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