El Concepto Moderno de Ficción y Mundos Posibles

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El concepto moderno de ficción y mundo posible

En los estudios actuales, ficción y ficcionalidad son tecnicismos con los que se designa una propiedad que afecta tanto a la constitución de esos mundos posibles o imaginarios como al propio lenguaje empleado para configurarlos. Por ficción se entiende la capacidad de "representación" en la que lo representado existe como "experiencia imaginaria de seres inexistentes" (Pozuelo). La narración literaria tiene por objeto hacer imaginar al lector ese mundo fantástico, por lo que la ficción es un elemento fundamental para entender la estructura de lo literario.

Relación entre ficción, mímesis y verosimilitud

El concepto de ficción se relaciona con el de mímesis y verosimilitud. En una interpretación del concepto aristotélico de mímesis, Ricoeur defiende que en La Poética de Aristóteles, mímesis sería representación, entendida como creación artística de una nueva realidad. En este sentido, sería un sinónimo de poesis (creación y ordenación de acciones que constituyen una fábula). Este concepto de mímesis se asemejaría a lo que hoy entendemos por ficción, creación de mundos posibles.

La verosimilitud en la ficción

Ahora bien, la ficción mimética crea esos mundos basándose en el concepto de verosimilitud, lo que implica que su constitución sigue las reglas que gobiernan la organización del mundo real. Dicha verosimilitud, pues, consistiría en ser un mundo autónomo, creado con una lógica de composición similar a la que rige en el mundo real. Según esto, los seres y acontecimientos que constituyen el referente de un texto literario presentarán su carácter ficcional; su existencia artística consistiría en parecer existentes y verdaderos. Estos mundos posibles podrían clasificarse en tres tipos:

  • El primero, el mundo de lo verdadero.
  • El segundo, el de lo ficcional verosímil.
  • El tercero, el de lo ficcional no verosímil.
El error de la verosimilitud total

El planteamiento más lógico sería afirmar que en una obra realista la verosimilitud es total, pero es un error, porque para conseguirla, el autor debe alejarse lo máximo posible del mundo real, el de la experiencia, para que la verdad no esté contagiada. Por ello se dice que no hay obra menos realista que una obra del realismo, y no hay mayor verosimilitud que la que se crea en una obra idealista. Eso es así, porque el autor no es objetivo, está contaminado por sus vivencias, pensamientos e ideologías. Por ello, en sus descripciones pretende adentrar al público en su propia visión del mundo plasmando una mentira disfrazada de realidad.

El naturalismo y sus limitaciones

El mismo error se produjo en el naturalismo. Basándose en teorías darwinianas y en el determinismo genético y social, intentaron hacer de la literatura una ciencia, sustentada en el método experimental, tratando de prevenir el comportamiento humano. Nada menos creíble, menos sublime, que una limitación del arte a unas normas científicas de comportamientos humanos, donde no hay cabida a la imaginación, a la inspiración y a la libertad creadora del autor. Se restringe así la creación de ficciones, de literaturas que provoquen el fin, la causa máxima: el disfrute del lector o receptor.

También intentó Kant crear un dogma literario basado en la moral. Se desarrollaron varias técnicas de estudio sobre dogmas, cánones que debía seguir la literatura y que trataban de darle una utilidad a la misma. Pero la ciencia literaria emerge en el siglo XX; se comparan los textos recogidos, de forma universal, y se establecen los géneros literarios a los que debe pertenecer una obra que comparte unas características comunes. Se estudia la obra en sí con sus características y artífices literarios; sus recursos, al autor y al receptor de la misma. Las tres patas del trípode, cohesionadas y fusionadas, que dan lugar a la literatura ─ ficción dentro de unos mundos paralelos ─ crean la catarsis, el fin último, el disfrute, el aprendizaje, la admiración del lector.

En la línea de lo ficcional verosímil, de forma que el valor estético, tanto de los textos narrativos y teatrales como de las obras pictóricas, radicaría en su capacidad de crear ilusión de realidad y en el hecho de que la representación de la obra poética pudiera considerarse un reflejo de la realidad natural. En la moderna concepción de la ficcionalidad se engloban las representaciones artísticas verosímiles y las basadas en modelos de lo ficcional no verosímil, que configuran representaciones ilusorias de corte irrealista.

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