El Concepto de Solidaridad a Través de la Historia
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1.2 Desarrollo Histórico del Concepto de Solidaridad
Según la RAE, solidaridad es la "adhesión circunstancial a la causa o empresa de otros". Sin embargo, la solidaridad es más que una actitud circunstancial; es un principio que fomenta el apoyo y la adhesión al otro. Es la determinación de comprometerse con el bien común, partiendo del convencimiento de que todos debemos ser responsables de todos. La palabra viene del latín solidus, que significa macizo, denso, fuerte.
El concepto de solidaridad, tal como lo entendemos hoy, no se consolida hasta la antigua Roma. La esclavitud, la falta de atención a los necesitados y la discriminación de la mujer fueron aspectos que la cultura cristiana intentó combatir defendiendo la igualdad. Jesús fue una figura histórica clave en la denuncia de estas discriminaciones.
En la Edad Media, la sociedad se estructuraba en una jerarquía con una clara distinción de clases (feudalismo: nobleza, clero y campesinos), lo que se alejaba de la idea de igualdad.
En la Edad Moderna, la sociedad estamental (privilegiados: rey, nobleza y clero; tercer estado: burguesía y campesinos) seguía perpetuando la desigualdad. Las revoluciones se gestan ante la falta de libertad, y esta ausencia propició el paso del Antiguo al Nuevo Régimen.
En la Edad Contemporánea, la Revolución Francesa de 1789 proclamó los ideales de igualdad, libertad y fraternidad. Se desarrollaron dos sistemas económicos y políticos: el sistema capitalista (liberalismo económico + liberalismo político) y el socialismo de Marx. El capitalismo, con su énfasis en la libertad económica, trajo consecuencias negativas como largas jornadas de trabajo, despidos, explotación de mujeres y niños, y una mala distribución de la riqueza. El socialismo surgió como una alternativa a estas injusticias.
El siglo XX estuvo marcado por dos conflictos bélicos mundiales, con la pérdida de millones de vidas. Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1919), se intentó consolidar la paz con la creación de la Sociedad de Naciones (1920-1946). Sin embargo, esta organización no pudo evitar la Segunda Guerra Mundial y se disolvió, transfiriendo sus bienes a la ONU.
Las Naciones Unidas surgieron durante la Segunda Guerra Mundial con los principios de mantener la paz, fomentar la amistad y la cooperación internacional. En la década de 1960, surgieron movimientos feministas, ecologistas y culturales que abogaban por la igualdad y la justicia social. La caída del Muro de Berlín en la década de 1980 marcó un hito en la lucha por la libertad y la democracia.
1.3 Conclusiones: ¿Cómo es posible el cambio?
Los problemas de hoy en día nos conciernen a todos. La humanidad viaja en el mismo barco y nos jugamos la supervivencia del género humano. La protección de los derechos humanos se ha multiplicado, incluyendo:
- Libertad: garantía de libertad económica y política.
- Igualdad: consagración constitucional de la no discriminación.
- Fraternidad: para muchos, el acceso a la igualdad y la libertad no es posible debido a la situación de desigualdad que aún persiste, especialmente para mujeres, desempleados, enfermos, etc.
La solidaridad en acción va más allá de las modas. Una persona es solidaria porque los asuntos de los demás no le resultan ajenos. Es la antítesis del individualismo. Desde 1948, se ha evolucionado en la protección de los derechos de igualdad y libertad, pero aún quedan situaciones donde no se ha erradicado la marginación (mujeres, niños, culturas...).
Las libertades de la persona no son viables en la miseria, y esto no solo afecta al Norte y al Sur. También existe el Cuarto Mundo, donde personas viven en condiciones de desprotección o riesgo social en el Primer Mundo (ancianos, desamparados, viudos, mendigos...).
La solidaridad es la vía que subraya la adhesión al otro, especialmente al más necesitado. Reclama un cambio importante en la sociedad. La formación de los futuros profesionales requiere no solo conocimientos técnicos y académicos, sino también conciencia solidaria. La persona, en su globalidad, tiene una dimensión material y otra no material.
La solidaridad no es solo un sentimiento de compasión, es comprometerse con el bien común. Es un ejercicio de responsabilidad que tiene un componente reflexivo: ayudas y te ayudas a ti mismo. Es luchar contra las diferencias. Es una necesidad humana. Ninguna sociedad ha sido perfecta y en todas existen injusticias, pero en todas hay personas que denuncian esas injusticias.