Conceptos Clave de la Autonomía en Filosofía Moral y Política

Clasificado en Psicología y Sociología

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Distinciones Clave sobre la Autonomía

Traducción propia con fines académicos, tomado de Christman, John, "Autonomy in Moral and Political Philosophy", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring 2015 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <<http://plato.stanford.edu/archives/spr2015/entries/autonomy-moral/>>.

Autonomía Moral vs. Autonomía Personal

Varias distinciones deben hacerse para centrarse en el tipo de autonomía que es de mayor interés para la teoría moral y política. "Autonomía moral" se refiere a la capacidad de imponer la (que se pretende como objetiva) ley moral sobre sí mismo, y, siguiendo a Kant, se afirma como un principio organizador fundamental de toda moralidad (Hill 1989). Por otro lado, lo que puede llamarse "autonomía personal" se entiende como un rasgo que los individuos pueden manifestar en relación con cualquier aspecto de sus vidas, que no se limita a las cuestiones de la obligación moral (Dworkin 1988, 34-47).

Autonomía y Libertad

La autonomía personal (o individual) también debe distinguirse de la libertad, aunque existen muchas versiones de este concepto y, ciertamente, algunas concepciones de la libertad positiva serán equivalentes a lo que comúnmente se entiende por autonomía (Berlín 1969, 131-34). En general, se puede distinguir la autonomía de la libertad en que esta última se refiere a la capacidad de actuar sin limitaciones externas o internas y, también (en algunas concepciones), con los recursos y el poder suficientes para hacer realidad los deseos propios (Berlín 1969, Crocker 1980, MacCallum 1967).

Autonomía Global vs. Local

La autonomía se refiere a la independencia y la autenticidad de los deseos (valores, emociones, etc.) que llevan a uno a actuar en primera instancia. Algunos distinguen la autonomía de la libertad al insistir en que la libertad se refiere a actos particulares, mientras que la autonomía es un concepto más global, que habla de los estados de una persona (Dworkin 1988, 13-15, 19-20). Sin embargo, la autonomía puede usarse para referirse tanto a la condición global (personalidad autónoma) como a una noción más local (autónomo relativo a un rasgo particular, motivo, valor o condición social). Los fumadores adictos, por ejemplo, son personas autónomas en un sentido general, pero (para algunos) sin poder hacer nada para controlar su comportamiento con respecto a esta actividad (Christman 1989, 13-14).

Autonomía Básica vs. Autonomía Ideal

Además, debemos separar la idea de la autonomía básica —el estado mínimo de ser responsable, independiente y capaz de hablar por sí mismo— de la autonomía ideal, un logro que sirve como una meta a la que se puede aspirar y según el cual una persona es máximamente auténtica y libre de influencias que la manipulen o lleven a la autodistorsión. Cualquier conceptualización plausible de la autonomía básica debe, entre otras cosas, implicar que la mayoría de los adultos que no sufren de patologías debilitantes o que están en condiciones de opresión y constricción son autónomos. La autonomía como un ideal, por el contrario, bien puede ser disfrutada por muy pocos o ninguno de los individuos, ya que funciona como un objetivo a alcanzar.

Implicaciones de la Autonomía Básica

La razón para interpretar la autonomía básica de manera suficientemente amplia como para incluir a la mayoría de los adultos es que la autonomía se conecta con otros designadores de estatus que se aplican (o, según se afirma, deben aplicarse) de este modo generalizado. La autonomía está conectada, por ejemplo, con la responsabilidad moral y legal. En algunos puntos de vista (por ejemplo, Ripstein, 1999) se considera un criterio de estatus político, ya que la agencia autónoma se considera necesaria (y por algunos suficiente) para la condición de igualdad en la actuación política; lo que es más, ser autónomo se impone como una barrera para el paternalismo sin control, tanto en esferas personales e informales como en los ámbitos legales (Feinberg, 1986). Carecer de autonomía, como ocurre en los niños pequeños, es una condición que permite o invita a la simpatía, la atención, el paternalismo y posiblemente a la piedad. Por lo tanto, una consideración clave al evaluar las nociones particulares de autonomía (aunque difícilmente una prueba sólida y rápida) será si se conecta adecuadamente a estas leyes auxiliares (para la discusión de las "condiciones formales" de un concepto de autonomía, véase Dworkin 1988, 7-10).

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