Conceptos Clave de la Filosofía Aristotélica: Ética, Virtud y Felicidad
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Fundamentos de la Ética y la Psicología en Aristóteles
Virtud
El término griego es areté. Los griegos lo aplicaban al buen desempeño en la función de algo. Según Aristóteles, también el ser humano tiene una función natural y específica, que puede ejercerse bien o mal. Aristóteles habla de la areté (excelencias o virtudes humanas) para referirse al ejercicio de dicha función, realizada bien y con excelencia. Las virtudes humanas son excelencias, que son la función propia del ser humano. Distingue entonces dos tipos de excelencias o virtudes: las éticas y las dianoéticas.
Felicidad
Es el máximo bien del ser humano. Es el fin natural al que la naturaleza lo ha orientado y ordenado. Consiste en el logro de su perfeccionamiento y en la realización de aquello que, en esencia, es. Más concretamente, consiste en un tipo de vida dedicada a ejercitar con excelencia la función natural propiamente humana: la racionalidad. Aristóteles habla de dos modelos de vida feliz:
- El primero es el modelo de vida teorética, basado en el ejercicio de la racionalidad teórica y que se identifica con la vida filosófica.
- El segundo, más terrenal y humano, es la vida propia del hombre virtuoso, consistente en el ejercicio de la racionalidad práctica, que conduce al desarrollo de las virtudes éticas.
En cualquiera de los casos, la vida feliz requiere, además, otros bienes, como la salud, amigos y un mínimo de riqueza.
Alma Apetitiva
Es la parte del alma irracional de la que brotan las pasiones y deseos, así como las inclinaciones naturales al placer y a huir del dolor. Está presente en el animal y el ser humano, pero solo en este último se deja gobernar o dirigir por la parte racional.
Alma Racional
Es una parte del alma exclusiva del ser humano, el cual, de entre todos los seres vivos, es quien posee el alma más compleja. Su función es el conocimiento y para ello cuenta con dos facultades: la facultad científica y la deliberativa.
Alma Vegetativa
Parte del alma irracional, presente en todos los seres vivos, responsable de las funciones biológicas: nutrición, crecimiento y reproducción.
Facultad Científica
Facultad o capacidad de conocimiento de la parte racional del alma humana, que permite al ser humano lograr conocimiento y verdades necesarias sobre las realidades que se rigen por principios necesarios, como las que estudian las matemáticas, entre otras.
Facultad Deliberativa
Facultad, órgano o capacidad de conocimiento de la parte racional del alma humana que permite al ser humano obtener conocimientos probables u opiniones razonables sobre realidades contingentes, no necesarias, tales como las acciones humanas y la producción o fabricación de objetos.
Virtudes Dianoéticas
Son excelencias propias de la parte racional del alma en el ejercicio de sus funciones. Todas están ligadas al conocimiento, aunque hay cinco tipos distintos de conocimiento ligados a las cinco virtudes dianoéticas:
- Intelecto (Nous)
- Ciencia (Episteme)
- Sabiduría (Sophia)
- Inteligencia Práctica (Phronesis)
- Técnica (Techne)
Virtudes Éticas
Son excelencias propias de la parte apetitiva o deseante del alma irracional humana, la cual, aunque irracional, puede someterse al control de la parte racional. Se trata de hábitos adquiridos mediante la repetición de acciones virtuosas que perfeccionan la función del alma al permitir dominar las pasiones irracionales y someterlas al control de la razón. Consiste en el término medio entre el exceso y el defecto de una pasión o acción.
Término Medio
Hay que distinguir entre el término medio matemático y el término medio en relación con la virtud ética. El primero es el punto medio exacto entre dos extremos. El segundo es el punto medio relativo a nosotros, en relación con las pasiones y las acciones, y según lo exija la situación. El término medio en la virtud debe determinarlo la recta razón (la inteligencia práctica o prudencia).
Virtud Ética (Definición Sintética)
Consiste en el hábito de elegir el término medio, relativo a nosotros, en las pasiones y acciones, de acuerdo con lo que, en cada situación, determina la razón del hombre prudente, que es la inteligencia práctica.