Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis: Mecanismos de Defensa y Etapas Psicosexuales

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Mecanismos de Defensa del Yo

Los mecanismos de defensa del Yo son estrategias psicológicas inconscientes empleadas para manejar la ansiedad y resolver los conflictos internos. Estos surgen porque el Yo debe mediar entre las demandas del Ello (impulsos instintivos), las exigencias del Superyó (conciencia moral) y las limitaciones de la realidad.

  • Represión: Consiste en aislar, eliminar o mantener alejados de la conciencia los deseos (especialmente sexuales), pensamientos o recuerdos dolorosos e inaceptables para el Yo.
  • Regresión: Implica volver a comportamientos o etapas del desarrollo psicosexual anteriores y ya superadas, generalmente ante situaciones de estrés o conflicto.
  • Aislamiento: Separa un pensamiento o recuerdo de la emoción o afecto que originalmente le acompañaba, dejando el contenido intelectual accesible pero desprovisto de su carga emocional.
  • Proyección: Atribuir a otras personas los propios deseos, impulsos o sentimientos que resultan inaceptables para el Superyó.
  • Sublimación: Canalizar un deseo o impulso inaceptable (como la agresión o la libido) hacia actividades socialmente aceptadas y valoradas (arte, deporte, trabajo intelectual).

Desarrollo Psicosexual de la Personalidad según Freud

El desarrollo psicosexual de la personalidad, según la teoría freudiana, se refiere a la secuencia de etapas por las que atraviesa un individuo desde la infancia. La idea central es que la libido (energía psíquica sexual) se centra en diferentes regiones corporales (zonas erógenas: boca, ano y genitales) a medida que el niño madura.

Etapa Oral

Ocurre durante el primer año de vida. La libido se centra en el placer obtenido a través de la boca: comer, succionar, morder, llevarse objetos a la boca. Una fijación en esta etapa puede manifestarse en la adultez a través de hábitos como comerse las uñas, mascar chicle, fumar, beber o comer en exceso.

Etapa Anal

Se desarrolla entre los 2 y 3 años. El foco del placer se traslada al ano, relacionado con el control de esfínteres. Este control representa un paso hacia la independencia del niño. Los placeres asociados pueden entrar en conflicto con las normas sociales (entrenamiento para ir al baño). Una fijación en esta etapa puede presentarse como una tendencia excesiva al orden (o desorden), terquedad, avaricia, o rasgos sádicos o masoquistas.

Etapa Fálica

Tiene lugar entre los 4 y 6 años. La libido se centra en los órganos sexuales. Es durante esta etapa cuando surgen los complejos de Edipo y Electra.

Complejo de Edipo

Se refiere a las fantasías eróticas inconscientes del niño dirigidas hacia el progenitor del sexo opuesto (la madre), percibiendo al progenitor del mismo sexo (el padre) como un rival. Puede incluir fantasías de eliminar al rival. Se supera mediante la identificación con el padre, interiorizando sus normas y valores.

Complejo de Electra

Es el análogo femenino. Las niñas desarrollan un apego erótico hacia el padre y sienten rivalidad hacia la madre. Freud postuló la "envidia del pene" como un elemento central, donde la niña culparía a la madre por su "falta". La rivalidad y el apego se resuelven, similarmente al Edipo, a través de la identificación con la madre.

Etapa de Latencia

Comienza alrededor de los 5 o 6 años, tras la resolución de la etapa fálica, y dura hasta la pubertad. Durante este período, los impulsos sexuales disminuyen o se "adormecen" (están latentes). La energía se redirige hacia el aprendizaje social e intelectual. Freud consideraba que la personalidad ya estaba formada en esencia. Mencionó que fijaciones o problemas no resueltos podrían influir en desarrollos posteriores, aunque la asociación directa con homosexualidad o violencia es una interpretación simplista y controvertida de fijaciones severas.

Etapa Genital

Comienza con la pubertad y abarca la adolescencia y la adultez. Resurgen los instintos sexuales, pero ahora dirigidos hacia la elección de objeto sexual externo y la sexualidad madura. Idealmente, integra la superación satisfactoria de las etapas anteriores, permitiendo al individuo desarrollar relaciones íntimas maduras, ser independiente y, potencialmente, formar una familia.

Críticas al Psicoanálisis

El psicoanálisis ha sido objeto de numerosas críticas a lo largo de su historia. Se le ha cuestionado por sus hipótesis, a menudo consideradas incomprobables o difíciles de verificar empíricamente, y por la percibida falta de bases científicas rigurosas según los estándares de otras disciplinas. Conductistas como B.F. Skinner criticaron a los psicoanalistas por especular sobre procesos internos no observables. Los movimientos feministas también lo criticaron duramente, en particular por conceptos como la envidia del pene, que interpretaban como una visión misógina que presentaba a la mujer como inherentemente inferior o "incompleta". Asimismo, grupos de minorías sexuales criticaron la tendencia inicial del psicoanálisis a considerar la homosexualidad como una desviación de la sexualidad "normal" o una patología, lo que históricamente contribuyó a la estigmatización y patologización de estas identidades, llevando en algunos contextos a intentos de "cura" o internamientos.

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