El Concilio Vaticano II: Renovación Eclesial y su Impacto Global

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El Concilio Vaticano II: Transformación y Renovación de la Iglesia

El 25 de enero de 1959, apenas dos meses después de su elección como Papa, Juan XXIII anunció su propósito de convocar un concilio ecuménico. Su intención era triple:

  • Poner al día, es decir, actualizar la vida de la Iglesia.
  • Buscar caminos para la vuelta a la unidad de los cristianos (el ecumenismo).
  • Relanzar el apostolado en un mundo que había sufrido grandes transformaciones, entre otras causas, por las grandes guerras mundiales.

Después de más de tres años de preparación, el concilio se inauguró el 11 de octubre de 1962 en la Basílica de San Pedro, en Roma. En el transcurso del mismo, falleció Juan XXIII y fue elegido Papa Pablo VI. El concilio se clausuró el 8 de diciembre de 1965.

Un Concilio Diferente: Características Distintivas

El Concilio Vaticano II fue muy diferente a todos los anteriores. Entre las características que lo distinguieron, se encuentran:

  1. Su universalidad y magnitud: La asamblea conciliar estaba compuesta por unos 2500 padres conciliares. Los obispos europeos eran solo un tercio de los participantes; la mayoría de los padres conciliares provenían, pues, de otros continentes y de naciones jóvenes.
  2. Su ecumenismo: Entre los asistentes a la gran asamblea había muchos observadores de otras confesiones cristianas.
  3. La conexión con la sociedad: Los padres conciliares tenían la convicción de que los temas que allí se estaban tratando no concernían solo a los cristianos, sino a toda la humanidad.
  4. Su repercusión en la sociedad: A través de los medios de comunicación, los temas tratados en el concilio llegaron a todos los rincones del mundo.

Aportaciones a la Vida de la Iglesia

Las aportaciones del Concilio Vaticano II supusieron un cambio profundo para la vida interna de la Iglesia:

  1. El reconocimiento del espíritu cristiano en las iglesias no católicas.
  2. El reconocimiento del papel de los laicos en la vida de la Iglesia.
  3. La reforma litúrgica en la que se renuevan todas las celebraciones.
  4. La definición de la Iglesia como Pueblo de Dios.

Del concilio emanaron, entre otros, cuatro grandes documentos:

  • La constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium.
  • La constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, Gaudium et Spes.
  • La constitución dogmática sobre la divina revelación, Dei Verbum.
  • La constitución sobre la liturgia, Sacrosanctum Concilium.

Aportaciones del Concilio a la Sociedad

Los cambios que surgieron del concilio no solo afectaron a la vida interna de la Iglesia, sino que también impactaron al conjunto de la sociedad. Estos son algunos de ellos:

  1. La declaración de libertad religiosa (frente a la idea que afirmaba que solo la verdad católica era aceptable).
  2. La afirmación de la bondad de todo lo creado y de la soberanía del ser humano sobre el mundo.
  3. El reconocimiento de la autonomía de las ciencias y el valor de la cultura y el progreso, siempre y cuando sirvan al bien de la humanidad.
  4. El impulso decidido hacia el compromiso de los cristianos en el mundo, trabajando junto con los demás hombres y mujeres por la justicia y la paz en el marco de la defensa de los derechos humanos.
  5. El compromiso de los cristianos más pobres y desfavorecidos.
  6. La separación entre la Iglesia y el Estado, abandonando así cualquier pretensión de poder por parte de la Iglesia.
  7. La denuncia de cualquier tipo de totalitarismo de Estado.

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