El Conflicto Hispano-Estadounidense de 1898 y la Pérdida de las Colonias Españolas
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El Conflicto Hispano-Estadounidense de 1898: Causas y Desarrollo
La política española había intentado por todos los medios evitar un enfrentamiento con EE. UU., sin embargo, los norteamericanos no estaban de acuerdo con las medidas de Valeriano Weyler en Cuba y veían favorable la intervención militar en la isla.
La explosión del acorazado estadounidense Maine en la bahía de La Habana, que había sido enviado a Cuba supuestamente en señal de amistad por parte de los americanos, fue el pretexto utilizado para declarar la guerra a España.
El gobierno de Washington propuso una oferta para comprar la isla, pero ante la negativa de España, lanzó un ultimátum exigiendo la renuncia de la soberanía sobre la isla caribeña. Tras la segunda negativa española, el Congreso de Estados Unidos aprobó la declaración de guerra en 1898. En España se recibió con entusiasmo patriótico, ya que se creía en la posibilidad de ganar la guerra a EE. UU. a pesar de su potencia industrial. En realidad, ni se podía, ni se estaba preparado para ello. Además, había otro problema añadido, que era el desarrollo de la guerra en dos escenarios muy distantes entre sí: Cuba y Puerto Rico en el océano Atlántico, y Filipinas en el Pacífico.
Primero derrotaron a los españoles en Cavite, en la guerra de Filipinas. Los estadounidenses desembarcaron en Guantánamo y, aunque las tropas españolas retuvieron su avance hacia Santiago, el hundimiento de la flota del almirante Cervera en Santiago sentenció el desarrollo de la contienda. EE. UU. ocupó entonces Puerto Rico y en muy poco tiempo controló toda la isla.
La Guerra en Filipinas
No supuso para España lo mismo que Cuba. El descontento contra la administración pública española comenzó a gestarse en los años sesenta del siglo XIX, cuando se muestran los primeros indicios de conciencia nacional, reclamando igualdad de derechos. Desde 1880, la protesta continuó con el movimiento de la Propaganda, formado por jóvenes filipinos conocidos como los ilustrados, que reclamaban reformas como la representación en las Cortes. Destaca José Rizal, fundador de la Liga Filipina.
La insurrección estalló en 1896, conocida como Grito de Balintawak, promovida por una organización secreta. La rebelión se extendió a todas las islas. En principio, se intentó sofocar de una forma pacífica, que fue sustituida por otra más enérgica del general Polavieja. El nuevo mando condenó a muerte a José Rizal, a pesar de no haber colaborado con la insurrección, y desplegó una contundente estrategia militar contra los rebeldes, logrando sofocar el levantamiento. Polavieja regresó triunfalmente a España y fue sustituido por Primo de Rivera.
El Tratado de París y el Fin del Imperio Colonial Español
Tras la derrota española en 1898, se firmó en París un tratado de paz. España reconocía la independencia de Cuba y cedía a los EE. UU.: Puerto Rico, la isla de Guam (en las Marianas) y las Filipinas. Al año siguiente, por el Tratado Hispano-Alemán, el gobierno español vendió al Imperio Alemán sus últimas islas del Pacífico: las islas Carolinas, las Marianas (excepto Guam) y las Palaos.
Consecuencias del Desastre del 98
La pérdida de las colonias españolas formó parte de un proceso de redistribución colonial entre las grandes potencias a finales del siglo XIX y afectó a otros países. Afectó en todos los aspectos: