Conocimiento, Justicia y Felicidad: Reflexiones sobre el Pensamiento de Aristóteles
Clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 2,65 KB
1. El Conocimiento y la Justicia
Aristóteles afirma que la razón, la especulación y, en definitiva, el conocimiento teórico deben redundar en el beneficio comunitario. Cierto es que el ser humano tiene estas facultades por naturaleza, pero sus actuaciones deben ir destinadas a la consecución de un Estado justo. Así, la justicia y la solidaridad eran la finalidad de su modelo de Estado.
Como contrapunto, no es menos cierto que Aristóteles excluía de las funciones más elevadas del espíritu a las mujeres y a los esclavos. A pesar de ello, hablaba del desarrollo de la virtud más importante, la justicia, al entender que esos colectivos no eran propiamente personas.
2. El Carácter Social del Ser Humano
Aristóteles señala la tendencia natural del ser humano a vivir en comunidad1, pues solo ella es autosuficiente y posibilita la supervivencia de los individuos. Necesitamos de los demás porque nacemos inmaduros biológicamente y nos hacemos a nosotros mismos en relación con los otros. Es inviable desarrollar nuestras potencialidades en solitario, de ahí que seamos seres dotados de lenguaje, seres que construimos nuestra identidad socialmente.
Esto se pone de manifiesto en nuestro mundo globalizado y dependiente hasta extremos quizá perniciosos. Difícilmente se fabrica un objeto cuyas piezas no provengan de lugares diferentes del planeta. Son normales la especialización del trabajo; los monocultivos agrícolas; un país entero dedicado prioritariamente al turismo; otro, a la alta tecnología; otro, a la extracción del petróleo; etc., pero ninguno es autárquico.
La réplica a esta concepción puede ser la incesante aparición de conflictos bélicos y de disputas individuales que parecen contradecir la supuesta sociabilidad humana.
3. La Felicidad está Ligada al Conocimiento
Según Aristóteles, la felicidad plena se consigue mediante la sabiduría2, pues el individuo dedicado a actividades intelectuales parece tener una pasión desbordante por lo que hace. Pensemos, por ejemplo, en investigadores que dedican su vida al estudio de las hienas. Aun sintiendo el agotamiento de duras jornadas de trabajo, el beneficio y el placer son mayores y compensan los sinsabores de los malos momentos.
En este sentido, ni trabajadores manuales, ni mujeres, ni esclavos pudieron llegar nunca a ser plenamente felices según la concepción aristotélica. La cuestión es si se podría ser feliz siendo coetáneos de personas que sufren de inanición, racismo, vejaciones, etc.