El conocimiento a través de la fe y otros saberes
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El conocimiento que proporcionan la fe y los otros saberes
Habitualmente atribuimos en exclusividad a la ciencia un valor epistemológico absoluto: sólo a través del método científico adquiriremos certezas. Todas las certezas no están encerradas en la materia, las ciencias pueden descubrir sus leyes pero hay otra dimensión más profunda, “ventanas del espíritu”, por la que el ser humano es diverso del resto de los demás seres de la creación, una dimensión que se escapa del método científico. No podemos analizar con ningún método científico la esperanza, el amor, libertad, alegría, etc.
El saber según Aristóteles
El “saber“ es la conformidad del entendimiento con su objeto, sé algo cuando mi inteligencia se adecúe con la verdad de lo que existe. A la inadecuación de la mente con el objeto la llamamos error. Los saberes son diversos pues ser referentes a objetos distintos, no “sumables”; hay saberes humanísticos, científicos, filosóficos, teológicos... Para alcanzar la verdad en estos ámbitos es imprescindible el uso del método propio, que obliga a formularse preguntas pertinentes al objeto analizado y respuestas dentro del ámbito del propio saber.
Ejemplo de la medicina
La medicina, por ejemplo, se pregunta por el funcionamiento del cuerpo humano y da respuesta a los problemas de la salud, utilizando su propio método (análisis, diagnóstico, pronóstico…). La medicina y su método no se preguntan cuestiones acerca de la astronomía y por tanto no responde (ni puede) a las preguntas que se formulan desde ella. Las “cualidades” de preguntas y respuestas han de corresponderse: confundir métodos impide acceder a la verdad y ha sido causa de conflictos (caso Galileo).
La ciencia y otros saberes
La ciencia responde de lo materialmente constatable, es decir, analiza las leyes de la naturaleza y las pone al servicio del hombre. El saber humanístico se pregunta por la transformación del cosmos en “mundo humano”, estudia lo que el hombre ha producido en el ámbito amplio de la cultura. El saber filosófico se plantea cómo es posible el conocimiento (epistemología), o por el ser de las cosas (metafísica) o por la condición humana (antropología filosófica) o por las leyes del pensamiento (lógica), etc... La teología se pregunta por la última razón que otorga sentido a todo aquello que es (Dios). Cada ámbito del saber ha de trabajar con método propio.
La fe y el conocimiento
La fe es la apertura radical de la persona al sentido último de la existencia, Dios: se sabe cómo un don, se sabe cómo un don razonable (responde a las más hondas expectativas humanas) y si Dios “es”, si ha creado al hombre, si ha revelado su ser, es “razonable” abrirse confiadamente a su misterio.
El ver creer
El ver creer, referido a cosas o personas cambia el significado: creo “algo” implica incertidumbre, la no posesión de las variables que determinan un fenómeno y creo “en ti” es me confío a ti, a tu palabra, tu testimonio me es válido por tu conocimiento, tu experiencia y tu sinceridad. Creer es una fuente inmensa de conocimiento en todos los ámbitos del saber señalados:
- La limitación de las facultades cognoscitivas impiden constatar por sí mismas directa e inmediatamente todos los objetos posibles del conocimiento.
- Por tanto el conocer humano y científico se funda, en gran parte, en el testimonio y autoridad de otros.
- Sin esta “aquiescencia gnoseológica”, que radicaliza en la apertura al valor del testimonio, en razón de la autoridad del que lo ofrece, la vida humana, sería inviable (ej el conocer histórico).
Más aún, creer es el único modo de conocer determinadas realidades, de las que es imposible tener sino solo un testimonio. Solo a través de la fe podemos entrar en la subjetividad del otro:
- Porque el ser humano es un misterio, por tanto sólo si me fío, si me abro confiadamente al otro accedo al conocimiento de su realidad y la pérdida de confianza en la realidad y en los otros supone la destrucción del sujeto.