Conquista y Romanización de Hispania: Legado Social, Económico y Cultural

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Conquista y Romanización de la Península Ibérica: Principales Aportaciones Romanas en los Ámbitos Social, Económico y Cultural

Tras la Segunda Guerra Púnica (218 a. C.), los romanos llegaron a Hispania y, doscientos años después, dominaron toda la Península y la incorporaron a su imperio. La conquista se puede dividir en tres etapas:

Primera Etapa (218-197 a. C.): La Llegada de Roma

El ataque de Aníbal en el 219 a. C. a la ciudad prerromana de Sagunto provocó la Segunda Guerra Púnica entre Cartago y la República de Roma. A partir de ahí, Aníbal emprende la invasión de Italia atravesando los Pirineos y los Alpes con su ejército. Con el objetivo de cortar los suministros a Aníbal, las legiones romanas desembarcaron en Emporion (218 a. C.). Tras duras luchas, Publio Cornelio Escipión logró derrotar en sucesivas batallas a los cartagineses y conquistó los enclaves de Cartago Nova y Gades. En el año 206 a. C., el poder púnico de la Península quedó desplazado por el romano.

Segunda Etapa (197-133 a. C.): La Conquista del Interior

Los celtas y celtíberos promovieron guerrillas que complicaron la conquista del interior. El momento culminante de la conquista fueron las guerras lusitanas y las guerras celtíberas, donde surgieron símbolos como Viriato y la ciudad de Numancia. La alianza de algunos pueblos puso en jaque las legiones enviadas por Roma, pero a la muerte de Viriato y la caída de Numancia se terminó con todo el sometimiento de la Meseta.

Tercera Etapa (29-19 a. C.): La Conquista del Norte

Las conquistas romanas en la Península quedaron paralizadas casi 100 años por un conflicto interno que afectó a la organización política de Roma. Tras la victoria de Octavio Augusto en las guerras civiles, el objetivo de Roma eran las tierras ricas en yacimientos del norte peninsular. Finalmente, Roma logró su objetivo y toda Hispania cayó bajo su poder.

La Romanización de Hispania

La romanización fue el proceso por el cual las sociedades indígenas prerromanas adoptaron la cultura romana y sus formas de vida; supuso un fenómeno de aculturación. El proceso no fue homogéneo en todo el territorio. Aportó también un valioso legado artístico: teatros como el de Mérida, Clunia y Sagunto, acueductos como el de Segovia, murallas como la de Lugo y villas como la de La Olmeda en Palencia.

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