Las Tres Constantes Fundamentales en el Teatro de Federico García Lorca

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La Casa de Bernarda Alba: Culminación y Comienzo

La casa de Bernarda Alba, la obra maestra de un dramaturgo ya clásico, significa simultáneamente una culminación y un comienzo en el teatro lorquiano. Sus obras continúan en los grandes repertorios teatrales de todo el mundo. La clasificación de su dramaturgia, corta y truncada pero de gran relieve e impacto, presenta, al igual que su obra poética, problemas cronológicos debidos en parte a su temprana muerte.

Se divide fácilmente en tres períodos:

  • El período temprano que llega hasta 1929.
  • La temporada que pasó en Nueva York y Cuba.
  • Un período de plena madurez hasta 1936.

Etapas y Clasificación de la Dramaturgia Lorquiana

En la primera etapa destacan el teatro de títeres, Mariana Pineda, y las farsas La zapatera prodigiosa y Don Perlimplín con Belisa en su jardín. El público, así como Así que pasen cinco años, serían obras que pertenecen a su estancia en Nueva York. Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera y La casa de Bernarda Alba son obras de madurez.

Pero esta clasificación no sería del todo exacta, porque, por ejemplo, La zapatera prodigiosa es una obra elaborada en Nueva York, pero modificada y ampliada ya en la época de su madurez teatral. Para llegar a una clasificación más precisa es necesario olvidar la vida del autor y tratar de señalar las constantes de las obras. Queremos destacar tres constantes en el teatro de Lorca:

1. El Teatro Poético

El teatro de Lorca es siempre poético, aún cuando pueda no parecerlo, como en La casa de Bernarda Alba. Por ahora solo queremos afirmar que todo el teatro lorquiano (y aquí existen radicales diferencias de opinión entre la crítica) es poético. Así lo enjuiciaba Lorca mismo en una famosa declaración de 1936: "Tengo un concepto del teatro en cierta forma personal y resistente. El teatro es la poesía que se eleva del libro y se hace humana".

2. El Teatro Experimental

El teatro de Lorca es también experimental. No tiene precursores y no ha dejado ninguna escuela de seguidores. Influencias, desde luego, hay: el Valle-Inclán de los esperpentos, el ejemplo de Marquina, algunas coincidencias temáticas con Unamuno, algo de surrealismo.

Pero la verdadera y asombrosa habilidad de Lorca es captar, mezclar y hacer suyos estilos, influencias, escuelas, movimientos, teatro clásico y cuanto fuera necesario integrar para producir el estilo que él necesitaba o buscaba. Lorca muestra hasta qué punto es necesario emplear todos los recursos posibles para la más eficaz escenificación: la puesta en escena de la obra teatral.

3. La Unidad Temática

La unidad de la materia temática de su obra. Esa materia es tan suficientemente reducida que puede afirmarse que generalmente hay un solo tema, en el sentido más amplio de la palabra, en todas sus obras. Ruiz Ramón expone la teoría lorquiana como dos series de fuerzas que podemos designar como principio de autoridad y principio de libertad.

Para nosotros, la unicidad temática de ese teatro radica en la unicidad conflictiva que comparten obras tan diversas como Doña Rosita la soltera y La casa de Bernarda Alba, en las que muchas veces, como dice Ruiz Ramón, “la única tragedia... estriba en esa visión de la realidad como pura amputación del ser. Los otros son siempre lo otro, lo extraño, lo ajeno, y su aceptación es siempre enajenación, alteración, negación de sí mismo”.

La idea de conflicto común será eficaz en cuanto a la clasificación de subtemas como, por ejemplo, el tiempo, el amor, la libertad, la represión. Todos ellos pueden entenderse en función del tema común. Por otro lado, temas desdoblados como amor-fantasía, libertad o amor-muerte, por ejemplo, serán distintas visiones de ese mismo conflicto.

El amor para Lorca estará en contacto recurrente con la muerte; es decir, un amor y libertad que conducen a la muerte.

De ahí las tres constantes: un teatro poético y un teatro experimental sobre un tema único y esencial: la lucha del individuo que busca su esencia.

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