La Constitución de 1931 y la Segunda República Española: Reformas y Tensiones

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La Constitución de 1931

La Constitución de 1931 reflejaba por primera vez un sistema democrático que definía a España como una "república de trabajadores de toda clase". Sus características principales eran:

  • Inspiración izquierdista, democrática y progresista.
  • Soberanía popular con separación de poderes.
  • Sistema unicameral.
  • Sufragio universal.
  • Reconocimiento de derechos y deberes individuales y colectivos.
  • Libertad de culto y separación Iglesia-Estado.
  • Estado integral compatible con la autonomía de municipios y regiones.
  • Desaparición del Senado.
  • Presidencia de la República con un mandato de cuatro años.

Niceto Alcalá Zamora fue nombrado presidente de la República, y Manuel Azaña, presidente del Gobierno.

La Segunda República Española (1931-1936)

La Segunda República puede dividirse en tres periodos:

  • El Bienio Progresista (1931-1933).
  • El Bienio Derechista o "Bienio Negro" (1933-1935).
  • El Gobierno del Frente Popular (1936).

El Bienio Progresista (1931-1933)

Este periodo, presidido por Manuel Azaña y formado por una coalición de republicanos y socialistas, se caracterizó por un clima de tensión social y política, con oposición tanto de las izquierdas (huelgas y levantamientos obreros) como de las derechas, que boicoteaban las reformas. Se implementaron las siguientes reformas:

Reforma Agraria

La Ley de Reforma Agraria de 1932 buscaba expropiar los grandes latifundios mal explotados y redistribuir la tierra entre los campesinos. Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA) para gestionar este proceso. Sin embargo, la reforma avanzó lentamente debido a la falta de fondos y la oposición de los terratenientes, lo que incrementó el malestar y la conflictividad en el campo. Se produjeron incidentes violentos que fueron duramente reprimidos por la Guardia Civil, como los sucesos de Castilblanco, Casas Viejas y Arnedo.

La Cuestión Religiosa

Los artículos constitucionales sobre la relación entre el Estado y la Iglesia, junto con otras leyes, provocaron una crisis. Se estableció la separación Iglesia-Estado, un Estado laico, el matrimonio civil, el divorcio y la prohibición a las órdenes religiosas de ejercer la enseñanza. La Iglesia, que aún mantenía una gran influencia, vio surgir un partido político para defender sus intereses: la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil Robles.

Las Autonomías

Se legalizaron los Estatutos de Autonomía de Cataluña (1932) y País Vasco (1936). La República recibió duras críticas, ya que amplios sectores de la derecha consideraban que esto suponía una ruptura de la unidad nacional. Hubo un intento de golpe de Estado militar dirigido por el general Sanjurjo, que fracasó. Estos acontecimientos llevaron a la derecha a organizarse en torno a la CEDA, cuyo programa se basaba en desmantelar las reformas del gobierno. La izquierda (PSOE, Partido Comunista) también se opuso al gobierno, exigiendo una revolución social. Ante esta situación, se convocaron elecciones generales.

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