La Construcción de la Mujer como Alteridad: Conceptos Clave en El Segundo Sexo de Beauvoir
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La Condición Femenina en El Segundo Sexo: Introducción y Conclusión
Fragmento de la Introducción: La Mujer como Alteridad y Objeto
Este fragmento de El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir pertenece a la introducción. En él, se nos muestra cuál es el lugar que se le otorga a las mujeres dentro del patriarcado.
En las primeras líneas, Beauvoir presenta la dialéctica amo-esclavo con la afirmación: «La humanidad es masculina...». En esta dialéctica se establece que la mujer depende del hombre. La mujer se queda en el ser-en-sí, la facticidad, y se le impide trascender.
La Dialéctica Hegeliana Aplicada al Género
Según Hegel, el amo teme ser sometido y perder su libertad, mientras que el esclavo teme morir e interioriza la necesidad del amo. Podemos relacionar esto con la dinámica de género:
- El hombre se impone como sujeto (el amo).
- La mujer obedece y no se impone como ser autónomo (el esclavo).
La mujer reconoce el valor del hombre e interioriza su papel de alteridad. Más adelante, encontramos una cita clave: «la mujer, el ser relativo».
El Androcentrismo y la Definición de «Lo Otro»
A la mujer se la ve como «lo otro», como «la alteridad», como lo que no es el hombre. Ella se define en relación con las características del hombre, no por sí misma. El hombre puede concebirse sin la mujer, pero ella no se concibe sin el hombre. Esto se conoce como el androcentrismo, que consiste en que lo masculino es lo universal, lo neutro.
La siguiente frase, «para él, ella es sexo...», indica que se está considerando a la mujer como un objeto con el que se puede disponer libremente.
Por último, Simone de Beauvoir reitera que a la mujer se la considera como lo otro y no como un sujeto capaz de trascender. El varón se constituye como sujeto frente a la posición de alteridad a la que quedan relegadas las mujeres, condenadas a la inmanencia.
Fragmento de la Conclusión: El Género como Devenir Humano
Este fragmento de El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir pertenece a la conclusión y nos muestra cómo el género ha influido en las mujeres.
En las primeras líneas, observamos una pregunta fundamental acerca de la transformación social: «¿Basta con cambiar...?». Beauvoir nos da una respuesta afirmativa: ser hombre o ser mujer no es un destino biológico, sino un devenir humano que viene dado por unas condiciones. Con esto, nos quiere decir que el sexo es innato y biológico, pero el género es una construcción.
La Construcción Social y el «Eterno Femenino»
Los escépticos argumentan que las mujeres siempre fueron mujeres, dando a entender que la mujer no es una creación natural, sino una creación de la sociedad y del patriarcado. Esto va muy ligado al género, que es una creación de la sociedad que prescribe un comportamiento, unos hábitos y unos valores dependiendo del sexo biológico que se tenga.
La famosa frase: «La mujer no nace, llega a serlo», ha obligado a las mujeres a adoptar los valores de la feminidad. Han aprehendido e incorporado la heterodesignación. Este eterno femenino ha servido para mantener la desigualdad y la opresión hacia las mujeres.
La Reiteración de la Alteridad y la Propuesta de Coeducación
Esta situación hace referencia nuevamente a la dialéctica amo-esclavo, en la que el sujeto es el hombre y el esclavo es la mujer, quien obedece y no se impone como un ser autónomo capaz de crear un proyecto propio de vida. La mujer termina reconociendo el valor del amo e interioriza su papel de alteridad.
La autora plantea la coeducación para que hombres y mujeres trasciendan y sean reconocidos como sujetos. A pesar de ello, Beauvoir reconoce la dificultad: no podemos culpar a la mujer por comportarse como el patriarcado espera que lo haga, ya que ha sido educada para ello.