Contractualismo: Origen y Evolución del Estado según Hobbes, Locke y Rousseau
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El Contractualismo: Hobbes, Locke y Rousseau
El contractualismo es una corriente de la filosofía política que explica el origen de la sociedad y del Estado como un contrato original entre humanos, por el cual se acepta una limitación de las libertades a cambio de leyes que garanticen la perpetuación y ciertas ventajas del cuerpo social. Los filósofos contractualistas se plantearon preguntas fundamentales sobre la legitimidad y la necesidad del Estado:
- ¿Cuál es la necesidad de que exista la autoridad?
- ¿Cuál es la necesidad de que exista el Estado?
- ¿Es posible la vida humana sin Estado?
Se afirma que el cumplimiento de las leyes y la aparición del Estado fueron fruto de un acuerdo entre los ciudadanos, conocido como contrato social. Hobbes, Locke y Rousseau, figuras clave del contractualismo, coinciden en que el poder del Estado es el resultado de este pacto, aunque difieren significativamente en sus concepciones del estado de naturaleza y del contrato social.
El contractualismo distingue dos formas de estado:
- Estado de naturaleza.
- Estado social (o Estado civil).
Thomas Hobbes (1588-1679)
Hobbes abordó el estado de naturaleza y la justificación del Estado de la siguiente manera:
Estado de Naturaleza según Hobbes
Describe un mundo sin Estado ni ley, una "guerra de todos contra todos" donde solo rige la ley del más fuerte. El ser humano, en este estado, está dominado por sus pasiones y el miedo constante a la muerte violenta.
El Estado según Hobbes
El ser humano es capaz de comprender que existen leyes que mejorarían sus condiciones de vida, pero solo si todos las aceptan. Hobbes es partidario de un Estado autoritario y absolutista (el Leviatán), donde el soberano tiene poder absoluto para garantizar la paz y la seguridad.
Contrato Social según Hobbes
Todos los individuos renuncian al ejercicio de su poder y libertad en beneficio de un soberano que garantice la paz y la seguridad, sometiéndose completamente a su autoridad.
John Locke (1632-1704)
Locke presenta una visión más optimista que la de Hobbes, con un enfoque en los derechos naturales y la limitación del poder estatal.
Estado de Naturaleza según Locke
Los seres humanos poseen libertades y derechos básicos inherentes (como la vida, la libertad y la propiedad) que son previos al Estado, y nadie puede arrebatárselos. Existe una ley natural que dicta la razón y la igualdad.
El Estado según Locke
La posibilidad de que alguien se vea privado de sus derechos básicos, especialmente el derecho a la propiedad, hace necesario un pacto con el Estado para garantizarlos. El Estado liberal de Locke es una de las bases de la mayoría de las democracias modernas, con un gobierno limitado y representativo.
Contrato Social según Locke
Los individuos ceden parte de su libertad, no toda, al Estado, a cambio de la protección de sus derechos. El poder del Estado está limitado y dividido (legislativo, ejecutivo y federativo), y los ciudadanos tienen derecho a la rebelión si el gobierno incumple el contrato.
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)
Rousseau parte de una concepción de la naturaleza humana opuesta a la de Hobbes. Considera que el hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad lo corrompe.
Estado de Naturaleza según Rousseau
El ser humano se identifica con la figura del "buen salvaje". En esta situación, el ser humano satisface todas sus necesidades con lo que le proporciona la naturaleza. Es una forma de vida igualitaria y libre, donde prevalece la compasión y la piedad.
El Estado según Rousseau
El estado de naturaleza desaparece cuando aparece la propiedad privada. La propiedad separa a los hombres, elimina la igualdad y genera la esclavitud y la desigualdad. Para corregir estas desigualdades, es necesario un Estado basado en la voluntad general. Las decisiones se toman a partir de la voluntad de todos los ciudadanos, buscando el bien común. El modelo de Estado de Rousseau ha influido en la aplicación de políticas sociales en los Estados actuales.
Contrato Social según Rousseau
Los individuos se asocian y se someten a la voluntad general, que no es la suma de las voluntades individuales, sino una voluntad que busca el interés común. El ciudadano es, a la vez, soberano (participa en la creación de leyes) y súbdito (está sometido a las leyes).