El Contrato Social: Fundamentos, Legalidad y Legitimidad
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El Contrato Social
En filosofía política, el contrato social es un acuerdo realizado en el interior de un grupo por sus miembros. Es parte de la idea de que todos los miembros del grupo están de acuerdo, por voluntad propia, con el contrato social, en virtud de lo cual admiten la existencia de una autoridad, de unas normas morales y de unas leyes a las que se someten. El contrato social, como teoría política, explica, entre otras cosas, el origen y el propósito del Estado y de los derechos humanos. La esencia de la teoría (cuya formulación más conocida es la propuesta por Jean-Jacques Rousseau) es la siguiente: para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un contrato social implícito que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad de la que dispondrían en estado de naturaleza. Siendo así, los derechos y los deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social, en tanto que el Estado es la entidad creada para hacer cumplir el contrato. Del mismo modo, los seres humanos pueden cambiar los términos del contrato si así lo desean; los derechos y los deberes no son inmutables o naturales.
Legitimidad y Legalidad
La legitimidad no existe como algo separado; está íntegramente unida a la legalidad. Muchas veces las situaciones son legales pero no son legítimas. La legitimidad forma parte del orden de la política y de la ética pública. Mientras que la legalidad genera obligación, la legitimidad genera responsabilidad (política o ética) y reconocimiento. Las acciones son legales si son conformes a la ley e ilegales si están en contra de esta. La ley es un concepto que se debe cumplir. Se diferencia de la norma moral en que el incumplimiento de la ley conlleva una sanción, mientras que en el ámbito moral solo existe una sanción interna en forma de culpa. La ley, también llamada ley política o ley positiva, se acompaña siempre de un poder con la fuerza necesaria para obligar a cumplirla. No todo lo legal es siempre legítimo, ni todo lo legítimo es siempre legal. Lo legal va unido al derecho, está dentro de lo jurídico, nos limita a lo que se puede o no hacer desde la visión de la ley. Lo legítimo implica seguir un camino correcto, justo, auténtico, moral y ético.