Convenciones Fundamentales del Teatro: Estructura y Pacto Escénico

Género Teatral: La Convención del Teatro

A la hora de considerar el teatro como espejo de la realidad (aunque predomine lo imaginario), existen ciertas convenciones para regular la creatividad teatral. En este sentido, para comprender un texto teatral y su representación, debemos tener muy presentes tales convencionalismos y ver hasta qué punto un autor dramático se somete a ellos o los intenta romper:

La Teatralidad como Convención

Para que la obra funcione como experiencia estética y comunicativa, se establecen los siguientes pilares:

Comprensibilidad

La obra de teatro se desarrolla en un tiempo limitado, en el cual requiere economía y selección de acciones y diálogos, que condensen su mensaje y, sobre todo, que queden justificados por su oportunidad y su necesidad. Dicha concentración produce comprensibilidad a pesar de la limitación de espacio y tiempo a la que se ve sometida una obra.

Identificación

Es la relación personal (consciente o inconsciente) que establece el espectador (o lector) con las experiencias de los personajes. Su contenido (de forma imaginaria) conecta con algún aspecto de su vida (deseos, conflictos...). Por tanto, se busca esa empatía entre lo representado y su espectador.

Verosimilitud

Implica un pacto entre el espectáculo y el espectador, en el cual ambos asumen los límites de la verdad y la realidad de lo que ocurre en el escenario. Para el espectador suele funcionar con cierta coherencia basada en la aceptación o no de las opciones lógicas de los personajes, además está muy determinada por su contexto cultural.

Causalidad

Cada acción es causa de las siguientes; por tanto, los sucesos escénicos son correlativos, están vinculados unos a otros, y toda acción genera un movimiento causal en donde nada es gratuito ni casual. Por tanto, detrás de las acciones de los personajes hay una causalidad que las origina, produciendo las tramas (teoría de los actantes).

Necesidad

Todo es necesario para los personajes y la historia, en el cual todo lo que ocurra y transcurra debe estar justificado (la descripción de los personajes, sus rasgos, sus diálogos, los silencios...) por su necesidad intrínseca a la trama.