Los Corrales de Comedias: Escenarios del Siglo de Oro Español

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Los Corrales de Comedias: Escenarios del Siglo de Oro

Orígenes y Contexto

A finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, se buscaba un lugar cerrado con puertas y ventanas para el teatro, que sustituyera las calles y plazas. Este lugar se llamaría Corral, que en sus inicios eran patios traseros de las casas.

El teatro era un espectáculo mal visto por las autoridades, debido a los desórdenes y a lo que a veces se representaba. La solución se encontró cuando se vinculó el hecho teatral a la beneficencia y hospitales. Los dramaturgos justificaban el teatro ofreciendo las ganancias a estas instituciones.

En Madrid, destacan el Teatro de la Cruz y el Teatro del Príncipe. En este siglo fueron famosos actores como Juan Rana y María Calderón.

Estructura de los Corrales

Los corrales estaban formados por un patio empedrado donde los mosqueteros veían las comedias de pie. Sus principales secciones incluían:

  • Gradas laterales: Con bancos y un cobrador.
  • La Cazuela: Al fondo del patio, destinada a las mujeres del pueblo.
  • Tablado o escenario: Con aposentos altos y bajos.
  • Desvanes: En el piso más alto del corral.
  • La Tertulia: Enfrente del tablado de la representación, para el público culto.
  • El Alojeo: Donde se vendían refrescos y frutas.

También existía una lona para proteger del sol, del calor y de la lluvia. El corral se fue modernizando y se iban incorporando efectos de perspectiva. Los trajes de los actores servían para indicar si la acción ocurría dentro o fuera de la casa, de noche, etc.

Funcionamiento y Público

Para entrar en los corrales se pagaba dos veces: una al entrar y otra según el lugar que se escogía para estar. Las entradas más baratas eran las de la Cazuela y el Patio.

La nobleza iba a los aposentos, rejas o celosías, que eran más caras. El público culto iba a la Tertulia y los Desvanes. Los cargos municipales, secretarios, alguaciles y escritores entraban gratis.

Se trataba de un teatro de consumo al que acudía toda la sociedad, pero sin mezclarse.

Censura y Supervivencia

Había doble censura: la del texto al publicarse y la de la representación, en el estreno.

El teatro siempre estuvo acosado por la intransigencia, y tal vez hubiera desaparecido de no existir el mantenimiento de los hospitales y el hecho de que muchos de nuestros mejores dramaturgos ya en el siglo XVII eran sacerdotes: Lope de Vega, Calderón de la Barca y Tirso de Molina.

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