Corrientes Éticas Fundamentales: Deber, Felicidad y Virtud en la Filosofía
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La Ética del Deber de Kant: Una Perspectiva Formal
Kant propone una ética del deber, donde la moralidad reside en hacer lo correcto *por el deber mismo*, no por motivaciones externas. Clasifica las acciones en tres tipos:
- Contrarias al deber: Aquellas que van en contra de lo moralmente correcto.
- Conformes al deber: Cumplen las reglas, pero no necesariamente por una motivación moral genuina.
- Por deber: Verdaderamente buenas, realizadas exclusivamente por ser lo correcto.
Para Kant, una acción es moralmente buena solo si se realiza *por deber*, excluyendo motivaciones como el interés personal o el afecto. Los sentimientos no constituyen la base de la moralidad para Kant, quien aboga por actuar correctamente *independientemente de las consecuencias o las emociones*.
La Felicidad como Autorrealización: La Ética de Aristóteles
Según Aristóteles, todos los seres naturales poseen un principio interno que los impulsa a desarrollarse conforme a su naturaleza, un concepto conocido como *teleología*. Para los seres humanos, la *eudaimonía* (felicidad o florecimiento) es el fin último y supremo, deseada por sí misma y el propósito de todos los demás bienes.
En el ámbito ético, alcanzar la felicidad implica realizar plenamente nuestra naturaleza humana, viviendo de acuerdo con la razón y cultivando virtudes que nos permitan interactuar justamente con los demás. La máxima felicidad se halla en el ejercicio de nuestra facultad racional, especialmente en la contemplación intelectual.
El Estoicismo: La Felicidad a Través de la Autosuficiencia
Zenón de Citio fundó la escuela estoica en Atenas en el 306 a.C. Según el estoicismo, el ideal moral es alcanzar la sabiduría, donde el sabio acepta impasiblemente los eventos externos, comprendiendo que forman parte de una racionalidad universal (*logos*).
La verdadera felicidad y la paz interior se encuentran en la autonomía y la libertad, logradas a través de una vida austera y la búsqueda de la *ataraxia* (tranquilidad de ánimo). Séneca, un prominente representante del estoicismo romano, enfatizó estos principios.
El Epicureísmo: La Felicidad como Placer y Ausencia de Dolor
El epicureísmo, fundado por Epicuro de Samos, identifica la felicidad con el placer, pero establece una distinción crucial:
- Placeres viciosos: Aquellos que, a la larga, conducen al dolor.
- Verdaderos placeres: Relacionados con la salud del cuerpo y la serenidad del espíritu (*aponía* y *ataraxia*).
La clave para alcanzar la felicidad reside en la eliminación de los miedos, especialmente el miedo a la muerte y a los dioses. Solo el sabio puede lograr la *ataraxia* (imperturbabilidad del espíritu) y, por ende, la felicidad, al comprender que la muerte no debe temerse: mientras estamos vivos, la muerte no existe para nosotros, y cuando la muerte llega, nosotros ya no existimos.
El Utilitarismo: La Felicidad como Maximización de la Utilidad
Jeremy Bentham estableció el utilitarismo, una corriente ética que busca maximizar la utilidad, entendida como la promoción del placer y la evitación del sufrimiento para el mayor número de personas. John Stuart Mill, influenciado por Bentham, defendió que las personas deben ser libres siempre que sus acciones no perjudiquen a otros, priorizando las libertades individuales como medio para alcanzar una mayor felicidad a largo plazo.
A diferencia de Bentham, Mill introdujo la distinción entre placeres superiores e inferiores, considerando los primeros (intelectuales, morales) como más valiosos que los segundos (sensoriales).
La Ética Racional y Universal de Kant: Un Contraste con las Éticas de la Felicidad
Kant sostiene que la moralidad se fundamenta en la razón y en la capacidad de establecer principios universales, en claro contraste con las éticas que se centran en los deseos individuales. Critica las teorías éticas basadas en la felicidad, argumentando que estas no pueden proporcionar una base sólida para una moral universal y autónoma, dado que se centran en la naturaleza humana y sus inclinaciones, en lugar de en principios puramente racionales.
Crítica de Kant a las Éticas Materiales: Hacia una Ética Formal
Kant rechaza las éticas materiales por varias razones fundamentales:
- Ser empíricas: Se basan en la experiencia personal y, por tanto, no son universales.
- Tener imperativos hipotéticos: Están condicionados al deseo de alcanzar la felicidad o algún otro fin.
- Ser heterónomas: Es decir, están determinadas por factores externos como las costumbres, las inclinaciones o los deseos.
En contraste, Kant propone una ética formal basada exclusivamente en la razón, caracterizada por imperativos categóricos que son universales y sin condiciones. Esta ética promueve la autonomía moral, donde la propia razón es la fuente de la ley moral, aplicable universalmente a todos los seres racionales.