Corrientes Éticas Fundamentales: Estoicismo, Epicureísmo, Utilitarismo y la Virtud Aristotélica
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Filosofía Estoica: La Virtud en Armonía con la Naturaleza
La doctrina estoica, con raíces en la filosofía de Heráclito, se basa en el conocimiento de la naturaleza. Postula que los acontecimientos están determinados por el destino, un orden necesario e inmutable. Esta ética busca la coherencia con la concepción de la naturaleza, donde la virtud consiste en vivir de acuerdo con ella. El sabio es aquel que se somete al orden universal, viviendo conforme a los dictados de la razón y liberándose de sus pasiones.
Dado que todo está determinado, el sabio solo alcanzará la felicidad ejercitando la fortaleza del ánimo y el autodominio, lo que le confiere imperturbabilidad frente a la desgracia y el destino. La verdadera sabiduría reside en aceptar el destino serenamente. La serenidad y la imperturbabilidad (ataraxia) son la única felicidad posible. Esta corriente filosófica influyó notablemente en pensadores como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.
Epicureísmo: La Búsqueda de la Felicidad a Través del Placer y la Ausencia de Dolor
El Epicureísmo, surgido en el siglo IV a.C., propone una interpretación hedonista en la cual la felicidad consiste en obtener placer y alejarse del dolor. El placer, en este contexto, se refiere al rechazo de todo aquello que nos produzca sufrimiento en el cuerpo o en el alma. El sabio epicúreo busca la salud en el cuerpo (aponía) y la serenidad del alma (ataraxia). Por lo tanto, el placer es el principio fundamental de una vida feliz.
Concepción Epicúrea de la Naturaleza y la Existencia:
- Rechazo del Determinismo: El destino no existe; todo es producto del azar. El hombre es libre y dueño de su propio destino.
- Ausencia de Influencia Divina: Aunque existen dioses, estos no intervienen en los asuntos del mundo.
- Mortalidad del Alma: No se cree en la inmortalidad.
El Epicureísmo propone eliminar los mitos y los miedos infundados para que el hombre viva feliz y sin temor. No hay que temer a los dioses (pues no intervienen), los fenómenos tienen causas naturales, y no hay nada después de la muerte. Aunque su escuela tuvo una influencia considerable, con el tiempo se disgregó y fue origen de diversos malentendidos.
Utilitarismo: La Mayor Felicidad para el Mayor Número
Representado por figuras como Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill, el Utilitarismo se asienta sobre las siguientes ideas principales:
- Niega la existencia de concepciones absolutas sobre el bien y el mal.
- Los seres humanos buscan el placer y la felicidad, y huyen del dolor.
El Principio de Utilidad establece que el fin último es alcanzar la mayor felicidad posible para el mayor número de personas, no de forma individual. Las acciones deben guiarse por este principio. Los utilitaristas se preocupan por fomentar una sociedad próspera y feliz, atrayendo a individuos que colaboren en este objetivo.
A pesar de su influencia, el Utilitarismo ha sido acusado de vaguedad. Se distingue tradicionalmente en dos vertientes:
- Utilitarismo de Actos: Juzga la moralidad de cada acción individual según el Principio de Utilidad.
- Utilitarismo de Reglas: Propone establecer normas que, al ser seguidas, cumplan con el Principio de Utilidad, y la moralidad se juzga por el respeto a estas normas.
Consideraciones Filosóficas Modernas y Desafíos Éticos
El texto presenta una serie de puntos críticos o reflexiones que, aunque no directamente vinculados a una escuela ética específica, plantean desafíos a ciertas concepciones tradicionales:
- Imposibilidad de Separar Sujeto/Objeto: Cuestiona nuestra capacidad para alcanzar la felicidad, sugiriendo una interconexión profunda entre el observador y lo observado.
- Indeterminismo y Ruptura de la Causalidad: En ciertos ámbitos, solo se pueden establecer leyes estadísticas que no predicen con exactitud el resultado, sino probabilidades.
- Alejamiento del Sentido Común: Lo que ocurre en el macrocosmos es paradójico en comparación con el mundo subatómico, que se aleja de nuestra experiencia cotidiana. Sin embargo, en nuestra vida diaria, las leyes de la física clásica siguen siendo válidas.
Ética de la Virtud Aristotélica: El Término Medio y la Prudencia
La ética de la virtud se centra en la elección correcta de nuestras acciones, que siempre suponen una elección previa entre varias opciones. Una acción es virtuosa cuando se determina por la razón. Un concepto central es el del término medio: el virtuoso se guía por la razón, evitando tanto el exceso como el defecto, siguiendo el principio “de nada demasiado, de nada demasiado poco”.
Por ejemplo, huir y no enfrentarse a un peligro es cobardía (defecto), mientras que no temer y hacer frente a todo es temeridad (exceso). El valor se encuentra en el término medio. Es crucial entender que este término medio no es una fórmula matemática, ya que no es igual para todos. Debe determinarse por cada individuo, guiándose por la razón y la prudencia.
No puede haber una acción virtuosa sin ser prudente (phrónesis). Para llegar a ser virtuoso, se necesita ejercicio y hábito (hexis); se rechaza la idea de ser virtuosos por naturaleza, ya que la virtud se cultiva y ejercita a lo largo de toda la vida.