Corrientes y Maestros de la Poesía Española: Machado, Modernismo, Generación del 98 y Juan Ramón Jiménez
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Antonio Machado: Poética y Temas Fundamentales
La obra de Antonio Machado se distingue por una profunda reflexión sobre la existencia y el tiempo. Su concepción poética se articula en torno a temas recurrentes y una evolución estilística marcada por las corrientes de su época.
Concepción Poética y Temas Recurrentes
El tiempo se erige como uno de sus grandes temas, explorado en su fluir y su impacto en la conciencia. También el sueño, entendido como vía de conocimiento, abarca tanto los sueños de la vigilia (aquellos que se sueñan con los “ojos abiertos”) como los oníricos. En ellos, el hastío es la nota emocional predominante. La naturaleza aparece como una proyección del propio poeta, un espejo de su estado anímico. La figura de la amada, como criatura carnal u objeto erótico, apenas figura; la mujer se presenta de forma etérea, como pura ensoñación.
Primera Etapa: Modernismo y Raíces Románticas
Su primera etapa, de corte modernista, se manifiesta en Soledades, galerías y otros poemas (1903). Sin embargo, Machado no se basa en los postulados centrales del Modernismo más ornamental, sino que su tono denso y melancólico remite fundamentalmente a la lírica romántica del siglo XIX español, con claras influencias de Rosalía de Castro y Bécquer. En esta fase, emerge un Machado existencial al tratar fundamentalmente la condición humana, la ensoñación del amor, la soledad, la melancolía y la angustia.
Influencias Métricas y Simbolismo
Machado toma del Simbolismo y del Modernismo los ritmos y los metros más elaborados, como dodecasílabos y alejandrinos, pero añade otros metros tradicionales y más sencillos: la silva, el romance, y composiciones con redondillas o cuartetas. El agua simboliza el nacimiento a la vida cuando brota, su fugacidad cuando corre y la muerte cuando está quieta. El mar simboliza también la muerte. La tarde (la hora machadiana) es símbolo de declive, decaimiento; la hora triste, lenta y melancólica.
El Modernismo Literario: Renovación Poética en España
El Modernismo se denomina al movimiento literario nacido en Hispanoamérica en el último cuarto del siglo XIX y difundido en España por el nicaragüense Rubén Darío tras la publicación de su libro Prosas profanas (1896). Su periodo de auge fue breve y sus logros se agotaron hacia 1915, pero su importancia fue decisiva para la evolución de la poesía española, ya que supuso una renovación total. El Modernismo fue ante todo un movimiento poético, aunque también produjo obras de novela y teatro.
La Generación del 98: Reflexión y Angustia Nacional
El año 1898, marcado por la derrota de España en la guerra contra Estados Unidos, hundió al país en un profundo desánimo. La liquidación de lo que fue un gran imperio hizo que se tomara conciencia de la debilidad nacional, impulsando un análisis de sus causas y la búsqueda de soluciones. La pérdida de las colonias (Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam) impulsó a los intelectuales españoles, entre ellos a los escritores de la Generación del 98, a expresar su angustia y a evocar los valores más representativos de España.
Origen del Término y Miembros Clave
Azorín fue el primero en aludir a la Generación del 98 cuando publicó en 1913 su estudio titulado Clásicos y modernos. En él, designa a un grupo de escritores denominado el Grupo de los Tres (Azorín, Pío Baroja y Ramiro de Maeztu) que compartían inquietudes y actitudes de protesta, además de una profunda preocupación por la situación de España. Estos escritores firmaron un manifiesto en 1901 denunciando esta situación, al que se unieron intelectuales como Miguel de Unamuno, Antonio Machado o Ramón María del Valle-Inclán (estos dos últimos participan igualmente de las características del Modernismo).
Juan Ramón Jiménez: La Búsqueda de la Esencia y la Eternidad
La obra de Juan Ramón Jiménez se caracteriza por una constante evolución y una búsqueda incansable de la belleza y la trascendencia, articulada en distintas etapas poéticas.
Segunda Etapa: La Búsqueda del Conocimiento y la Madurez
Esta segunda etapa, también conocida como intelectual, está marcada por la búsqueda del conocimiento. El poeta se propone encontrar algo más duradero y profundo que la belleza exterior: la esencia de las cosas, formada por la belleza interior y el bien que hay en ellas. Sin embargo, la esencia es algo abstracto y no se puede percibir por los sentidos, sino por la inteligencia. En esta fase, el mar es el eje vertebrador de la obra, y su dinamismo y ritmo cambiante generan el verso libre. También es el símbolo de la plenitud que supone haber interiorizado la esencia del mundo. El viaje interior consiste en su introducción en la madurez afectiva, en la plenitud del hombre adulto recién casado, transición que le produce angustia frente a lo desconocido.
Tercera Etapa: Conciencia de la Eternidad y Fusión con el Todo
La tercera etapa, denominada “suficiente”, “verdadera” o de conciencia de la eternidad, refleja la extrema sensibilidad poética de Juan Ramón, que le ha permitido construirse un yo nuevo, aunque muy abstracto. El poeta siente la soledad e incomunicación, además de saberse un hombre de carne y hueso sujeto a la muerte. Para superar esta soledad y alcanzar la ansiada eternidad, el poeta se funde en la conciencia con el Todo o Conciencia Universal, una influencia clara de la mística cristiana y del Budismo Zen.
Obras Representativas de la Tercera Etapa
- Dios deseado y deseante
- Animal de fondo
- La estación total