La Crisis de 1808 y el Conflicto Napoleónico en España
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Crisis de 1808 y Guerra de la Independencia
El año 1808 marca el comienzo de una de las crisis más profundas del siglo XIX español, lo que supuso el inicio de la Crisis del Antiguo Régimen. Durante los primeros meses se fueron desencadenando acontecimientos clave (el Motín de Aranjuez, las Abdicaciones de Bayona) que condujeron a la Guerra de la Independencia. Esta guerra desencadenó la necesidad de luchar contra el invasor francés y de cubrir el vacío de poder creado tras las Abdicaciones de Bayona, lo cual posibilitó la organización política bajo un nuevo sistema: el liberalismo, protagonizado por las Cortes de Cádiz. Era el comienzo del fin del Antiguo Régimen.
Sin embargo, Godoy no vaciló en renovar la alianza con Francia, firmando con Napoleón en 1807 el Tratado de Fontainebleau, cuyo objetivo era invadir y repartirse Portugal y sus extensas posesiones de ultramar entre ambos estados. Napoleón no pretendía solamente ocupar Portugal, sino toda la Península Ibérica, con el fin de establecer un reino dependiente del que su hermano José Bonaparte sería el monarca.
A principios de 1808, las intenciones de Napoleón quedaron de manifiesto. Godoy convenció a la familia real de que se trasladara a Sevilla para huir, si fuera necesario, hacia los territorios españoles de América. El plan del primer ministro fue considerado ofensivo por una parte de la Corte, que consideraba que esta acción constituía una rendición de Godoy ante las aspiraciones de Napoleón. Fernando y los sectores de la Corte, contrarios al primer ministro Godoy, instigaron un motín popular que se produjo en Aranjuez en marzo de 1808. Gentes del pueblo asaltaron la residencia de Godoy y obligaron a Carlos IV a destituirlo. Carlos IV abdicó en su hijo Fernando. Este subía al trono de España, convirtiéndose en el nuevo rey Fernando VII. Mientras esto ocurría, las tropas francesas bajo el mando de Murat se habían establecido en Madrid.
Napoleón aceleró sus planes para España. Convocó a Carlos IV y a Fernando VII en la ciudad de Bayona, donde los forzó a abdicar a favor de su hermano José Bonaparte (las Abdicaciones de Bayona). En los primeros meses, una asamblea de españoles aprobó en Bayona una constitución entregada por Napoleón que proclamaba a José I rey legítimo de España. Se reunieron algunos órganos del reino, como el Consejo Supremo de Castilla, que aceptaron al nuevo rey. Sin embargo, la nueva situación política no llegó a consolidarse. El 2 de mayo se produjo un alzamiento popular en Madrid.
Las clases populares madrileñas combatieron a los franceses en la Puerta del Sol. Los soldados de Napoleón llevaron a cabo una represión muy dura y fusilaron a muchos madrileños. Se iniciaba así la Guerra de la Independencia, que duró hasta 1814, año de la derrota del Imperio Napoleónico en Europa.
El Desarrollo de la Guerra
Se pueden distinguir cuatro fases:
Primera fase: Los levantamientos iniciales y la Batalla de Bailén
Abarca los meses iniciales de la guerra. Los franceses se encaminaron a sofocar los levantamientos urbanos surgidos por todo el país. Ciudades como Zaragoza, Valencia y Gerona fueron aisladas. Las tropas francesas que invadían Andalucía fueron derrotadas en la Batalla de Bailén.
Segunda fase: La intervención de Napoleón y la dispersión del ejército español
Napoleón atravesó la frontera al frente de sus tropas. Los franceses vencieron en Gamonal. En menos de un mes, Napoleón había dispersado lo mejor del ejército español. Napoleón vencía en el Puerto de Somosierra.
Tercera fase: La guerra de desgaste y las guerrillas
Desde 1809 en adelante, la guerra entró en fase de desgaste. Los escasos núcleos de resistencia comenzaron a emplear la táctica de la guerra de guerrillas, basada en la movilidad de las tropas, el mejor conocimiento del terreno y el apoyo de la población. Destacaron algunos jefes como Espoz y Mina.
Cuarta fase: Objetivos franceses y el control de Andalucía
A partir de 1810, los franceses se marcaron dos objetivos: dominar Cádiz y ocupar Lisboa. La expedición de Andalucía, a la que acompañó José I, llegó a Sevilla el 1 de febrero, obligando a la Junta Central a trasladarse a Cádiz. El resto de Andalucía pasó a estar bajo control de José I.