La Crisis del 98: Consecuencias y Regeneración

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La Guerra Hispanoamericana

El Protocolo de Washington

La presión de la opinión pública y la actitud gubernamental, acabó por provocar la salida de la flota y su hundimiento. Finalmente, en el mes de agosto, se firmó el Protocolo de Washington, a la espera de un acuerdo definitivo.

El Tratado de París

Tras la rendición, se iniciaron las negociaciones del Tratado de París. España cedió a EE. UU. Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam en el Pacífico. Los tres archipiélagos del océano Pacífico, por no haber sido incluidas las islas Sibutú y Cagayán, apenas duraron dos años en manos de España.

En la práctica, en Filipinas hubo una duradera guerra de guerrillas que produjo más bajas norteamericanas que la guerra con España, y Cuba alcanzó una independencia nominal, pues de hecho quedó bajo su protección.

La Crisis de 1898

Repercusiones económicas, políticas e ideológicas

A pesar del desastre y su significado simbólico, sus repercusiones inmediatas fueron menores de lo que se esperaba. No hubo una gran crisis política, y el sistema de la Restauración sobrevivió al “desastre”. Los viejos políticos se adaptaron a los nuevos tiempos y a la retórica de la “regeneración”.

Tampoco hubo crisis económica, a pesar de la pérdida de los mercados coloniales y de la deuda causada por la guerra.

La crisis del 98 fue fundamentalmente una crisis moral e ideológica que causó un importante impacto psicológico.

La derrota militar supuso un cambio en la mentalidad de los militares. Esto comportó el retorno a la injerencia del ejército en la vida política española.

El Regeneracionismo

1 El Movimiento Regeneracionista

La crisis colonial favoreció la aparición de movimientos que propugnaban la necesidad de una regeneración y modernización de la política española. Surgieron una serie de movimientos regeneracionistas, cuyos ideales eran los pensamientos de Joaquín Costa.

Defendía la necesidad de organizar a los sectores productivos con unos nuevos planteamientos. Sagasta estaba destrozado; la Reina Regente entregó su confianza a un nuevo líder conservador, Francisco Silvela, quien convocó elecciones. Se inició una política reformista y se impulsó una política presupuestaria.

Las nuevas cargas fiscales impulsaron una huelga, y los ministros acabaron dimitiendo ante las dificultades que debían afrontar. El espíritu de “regeneración” había durado escasamente un año.

2 La Generación del 98

El “desastre” dio cohesión a un grupo conocido como la Generación del 98. Se mostraban defensores de la cultura popular española (“casticismo”).

Entre ellos, Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, etc. Cultivaron el ensayo, la novela, el teatro y la poesía.

Todos ellos confluyeron en la denuncia del alejamiento entre la política y la vida real.

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