La Crisis del 98: Fin del Imperio Español y Llamada a la Regeneración

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Entre el fin de la Guerra de los Diez Años (Paz del Zanjón, 1879) y el inicio de la Guerra de Independencia cubana, el gobierno español introdujo algunas reformas. Fue durante el "Gobierno largo de Sagasta" cuando se hicieron concesiones a las reivindicaciones cubanas y Madrid recibió el apoyo del Partido Autonomista Cubano. Las únicas medidas que se adoptaron fueron la abolición de la esclavitud (1886) y que los cubanos tuvieran representación en Cortes, pero fueron rechazadas en 1893.

Tensiones entre Cuba y España

Las tensiones entre Cuba y España aumentaron a raíz de la oposición cubana a la fuerte política arancelaria proteccionista que les dificultaba el comercio con Estados Unidos. Esto molestó a Estados Unidos y el presidente McKinley amenazó con cerrar las puertas del mercado americano a los productos cubanos si España no modificaba su política arancelaria.

El Grito de Baire y la Guerra

En 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, causante de la revuelta iniciada el 24 de febrero de 1895 (el Grito de Baire). Ante la gravedad de la situación, Cánovas del Castillo fue llamado al poder y envió un ejército a Cuba al frente del cual estaba el general Martínez Campos. Más tarde, Valeriano Weyler relevó a Martínez Campos. Por la falta de éxitos militares, se llevó a cabo una política de concentración de los campesinos en aldeas que provocó numerosas víctimas.

Tras la muerte de Cánovas, el nuevo gobierno de Sagasta probó la estrategia de reconciliación concediendo a Cuba y Puerto Rico gobiernos autonómicos, pero los independentistas contaban ya con el apoyo de Estados Unidos.

Intervención de Estados Unidos y el Desastre del 98

La insurrección en Filipinas fue paralela a la cubana y terminaron las negociaciones entre Sagasta y los insurrectos. Estados Unidos intervino declarando la guerra a España en 1898 usando como pretexto el hundimiento de su buque Maine. En abril, Estados Unidos exigió a España que renunciara a la soberanía de Cuba y el 25 de abril declararon la guerra, interviniendo en Cuba, Filipinas y Puerto Rico.

En diciembre se firmó la Paz de París, en la que España cedía Filipinas y Puerto Rico a Estados Unidos y concedía la independencia a Cuba. La derrota de 1898 significó la destrucción del mito del imperio español y sumió a la sociedad española en un estado de desencanto y frustración.

Consecuencias de la Crisis

No hubo una gran crisis económica a pesar de la pérdida de los mercados coloniales y de la deuda de guerra; por el contrario, la estabilidad política y económica que siguió al desastre muestra que se trató de una crisis moral e ideológica. Por otro lado, los movimientos regionalistas/nacionalistas tuvieron una notable expansión, sobre todo en el País Vasco y Cataluña.

La Generación del 98 y el Regeneracionismo

Tras el 98, surgieron una serie de movimientos que propugnaban la necesidad de una regeneración y modernización política. Además, el desastre dio lugar a un grupo de intelectuales, "la Generación del 98", caracterizados por su pesimismo y el sentido de España y su papel en la historia. También hubo un regeneracionismo que partió del mismo sistema, el cual se inició en marzo de 1899, con el nuevo gobierno conservador de Francisco Silvela. Este gobierno inició una política reformista ante la cual la oposición respondió con una huelga física y la dimisión de algunos de los miembros del gobierno. El gobierno mantuvo el poder hasta 1901, año en que María Cristina otorga el poder a los liberales (Sagasta). El sistema de la Restauración había permanecido ante el desastre. Mientras, el 17 de mayo de 1902, con 16 años, Alfonso XIII comenzó su reinado.

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