Crisis del Antiguo Régimen y Guerra Carlista en España (1808-1839)
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El Trienio Liberal (1820-1823)
Se intentó poner orden en Hacienda. Las Cortes retomaron la legislación de Cádiz y se llevó a cabo una política religiosa agresiva y laicista: se abolió la Inquisición, se desamortizaron los bienes de órdenes religiosas, además de la eliminación de estas. Se modernizó la administración del país (se crea el Código Penal). Los veinteañistas se pronunciaron descontentos con las medidas que les parecían poco revolucionarias. Se nombró al doceañista Martínez de la Rosa como nuevo jefe de Gobierno, aunque luego fue sustituido por el veinteañista Evaristo de San Miguel. Esto creó un ambiente de guerra civil entre los liberales. La contrarrevolución realista: Mientras tanto, Fernando VII aprovechó siempre que pudo para recuperar su poder absoluto. Se produjeron sublevaciones llevadas a cabo por campesinos en Cataluña, Aragón, Navarra y País Vasco por la mala gestión económica de los liberales. Los Cien Mil Hijos de San Luis: En 1823, se propuso mantener el Antiguo Régimen y ese mismo año se firmó la Santa Alianza (Rusia, Prusia, Austria y Francia). El gobierno constitucional y las Cortes se trasladaron a Sevilla con la esperanza de que una resistencia popular hiciera retroceder e impidiera el avance de los franceses. En julio, los franceses vencieron a las tropas, el rey fue declarado loco y Cádiz se rindió.
La Década Ominosa (1823-1833)
Fernando VII hizo público un manifiesto que decía que lo que se había legislado durante el Trienio Liberal era nulo. Riego fue ahorcado, se instauró una policía en todo el reino para que se cumpliera el régimen representativo y la limpieza en la administración y se formó un nuevo ejército. Las cuestiones que más dificultades costaron en esta etapa fueron “la amnistía dichosa” y la reforma de la Hacienda que separaba las cuentas reales de las del Estado para una mayor recaudación. Otros aspectos fueron la creación del Consejo de Ministros y la regulación de la enseñanza.
Situación de España tras la muerte de Fernando VII
España quedó marginada de Europa y no fue admitida en ningún congreso. Por otra parte, se firmó un tratado con Inglaterra eliminando todas las aduanas en beneficio del comercio británico, aceptando la condición de segunda potencia. No se pudieron resolver las crisis internas por lo que España quedó dividida en dos bandos irreconciliables.
El Reinado de Isabel II y la Guerra Carlista (1833-1839)
Pleito Dinástico, Reacción Carlista y Guerra Civil (1833-1839)
En los últimos años de vida de Fernando VII surge el problema de la sucesión, que más tarde provocará una guerra civil. En 1830 nació la primera hija de Fernando VII, Isabel, y su padre, conocedor de la Ley Sálica, según la cual el trono debería ocuparlo Carlos María Isidro, la cambia para que su hija pueda reinar. Carlos María Isidro tuvo que marcharse a Portugal por no reconocer a su sobrina como reina, pero antes de esto, reclamó sus derechos a la Corona en el Manifiesto de Abrantes. Todo esto dividió a la sociedad española en dos bandos:
- El bando isabelino: Defendía a Isabel II y estaba formado por la burguesía, hombres de negocios, la alta nobleza, la Iglesia y el Ejército y sectores urbanos. Defendían el liberalismo.
- El bando carlista: Se oponía a la revolución y estaba formado por la baja nobleza y por los campesinos. Iban en contra del liberalismo.