La Crisis de la Restauración en España: Del Desastre del 98 a la Dictadura de Primo de Rivera
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La Crisis de la Restauración en España
El Desastre del 98 y el Reinado de Alfonso XIII
El Desastre del 98 provocó un profundo descontento en la población española. El régimen de la Restauración entró en una nueva fase condicionada por las intervenciones de Alfonso XIII en la vida política. Su reinado estuvo marcado por el espíritu regeneracionista que pretendía revisar el sistema, modificando lo necesario para superar los problemas del país y adaptarse a las nuevas demandas sociales y políticas.
Las intervenciones del monarca provocaron una gran inestabilidad gubernamental, derivando en el rechazo hacia el sistema y hacia la monarquía, lo que fue una de las causas que llevó a Primo de Rivera a pronunciarse en 1923 con el propósito de solventar los problemas del país.
Crisis de Liderazgo y Auge de la Oposición
Tras la muerte de los fundadores de los partidos dinásticos, Cánovas y Sagasta, se produjo una crisis de liderazgo en ambas formaciones. Sus sucesores más destacados, Maura y Canalejas, intentaron una regeneración desde arriba del sistema.
El gobierno conservador de Maura propuso una reforma electoral para evitar la influencia del caciquismo. Sin embargo, la inclusión en la ley electoral del artículo 29, que permitía la elección automática de los candidatos si estos eran los mismos o menos que los escaños en liza por cada circunscripción, impidió que esta reforma consiguiera sanear el sistema, siendo aprovechada por el caciquismo que se pretendía combatir.
Paralelamente, la oposición, marginada del sistema canovista, fue recogiendo cada vez más apoios. Los partidos republicanos alcanzaron fuerza con el Partido Radical de A. Lerroux. El PSOE obtuvo representación en el parlamento y los anarquistas siguieron ensanchando sus bases de apoyo. En 1910 crearon su sindicato, la CNT. En Cataluña, País Vasco y Galicia hicieron su aparición los partidos nacionalistas.
Conflictos Sociales y Decadencia del Sistema
Todos estos grupos, y fundamentalmente el movimiento obrero, protagonizaron una serie de conflictos sociales que contribuyeron a la decadencia del sistema:
La Semana Trágica de 1909
La Semana Trágica de 1909 fue la primera crisis grave que sufrió el sistema de la Restauración tras la Guerra de Cuba. Fue una explosión de descontento popular motivada por el embarque de los reservistas destinados al Rif en el puerto de Barcelona. Entre los amotinados había anarquistas, republicanos y catalanistas que tomaron las calles de la ciudad durante una semana.
Apareció el anticlericalismo, iniciándose ataques contra la Iglesia, quemando conventos y destrozando sus bienes, ya que la Iglesia beneficiaba a los intereses de las clases dominantes. Maura respondió con una fuerte represión (fusilamiento de Ferrer i Guardia), lo que provocó importantes protestas y su salida del gobierno, forzada por Alfonso XIII y apoyada por los liberales, comenzando la ruptura de la quenda de partidos.
La Crisis de 1917
La Crisis de 1917, durante la Primera Guerra Mundial, provocó una subida de precios en el país, pero los salarios no aumentaron a la misma rapidez, lo que desencadenó un gran malestar social. Fue considerada la crisis más profunda del sistema de la Restauración, resultado de la confluencia de tres tipos de conflictos:
- Militar: con las demandas de las Juntas de Defensa.
- Político: con las reclamaciones de cambio de régimen político por parte de la Asamblea de Parlamentarios.
- Social: con la Huelga General Revolucionaria de agosto de 1917.
Después de 1917, y tras la represión de estos conflictos, el régimen seguía vivo, pero la quiebra del sistema era evidente. Los partidos dinásticos estaban rotos. Su fraccionamiento acabó con la alternancia, una de las bases de la estabilidad del sistema.
El Desastre de Annual y la Dictadura
Para enfrentarse a la inestabilidad aparecieron gobiernos de concentración nacional, en los que participaron los distintos grupos en los que se encontraban divididos tanto el Partido Conservador como el Liberal e incluso llegaron a participar catalanistas de la Lliga como Cambó, temerosos de la revolución obrera.
Además, el descontento social aumentó y se manifestó en el incremento de la afiliación a los sindicatos, en el pistolerismo (atentados anarquistas como el de Dato en 1921 o el de Salvador Seguí, por parte de la burguesía) y en el aumento de la conflictividad social (huelga en la Canadiense) y en las revueltas campesinas influenciadas por la revolución bolchevique de Rusia, sobre todo en Andalucía y Extremadura.
Finalmente, el fracaso militar en Marruecos, provocado por el Desastre de Annual, marcó la crisis definitiva de la Restauración. En 1921, en una incursión del ejército español para asegurar el dominio de la región del Rif, fueron atacados por Abd el-Krim y, en la retirada, la mayoría de los soldados españoles perecieron en Annual.
Esta derrota provocó un fuerte impacto en la opinión pública, una investigación parlamentaria (Expediente Picasso) y la petición de responsabilidades con fuertes críticas al ejército, a los políticos y al rey, con lo que aumentó la oposición a la monarquía.
Ante la cantidad de problemas, el régimen tenía únicamente dos posibilidades para sobrevivir: democratizarse (alterando las bases sociales y políticas del sistema) o imponer una solución dictatorial con el pretexto de poner al frente del país un "cirujano de hierro" que pusiera remedio a los males de España. La incapacidad del régimen de transformarse favoreció la imposición de una dictadura en 1923.