La Crisis Sucesoria de Fernando VII y el Estallido de la Primera Guerra Carlista

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La Cuestión Sucesoria y el Origen del Carlismo

La Pragmática Sanción y los Sucesos de la Granja

Fernando VII no tenía descendencia, pero en 1829 contrajo matrimonio con María Cristina de Borbón, quien a los pocos meses quedó embarazada. Fernando VII quiso garantizar la corona de su futuro hijo o hija y, en marzo de 1830, publicó la Pragmática Sanción, que eliminaba la Ley Sálica y restablecía la línea sucesoria tradicional de las Partidas. El conflicto quedó abierto cuando en octubre nació la princesa Isabel.

En septiembre de 1832 se desencadenaron los Sucesos de la Granja: los partidarios de Carlos manipularon al agonizante monarca para que derogara la Pragmática. Sin embargo, el rey se restableció y volvió a ponerla en vigor. Sustituyó a los ministros carlistas y nombró a Cea Bermúdez. Este decretó una amnistía y permitió la vuelta de algunos exiliados liberales. En abril de 1833, Carlos abandonó la Corte y se trasladó a Portugal, antes de que su hermano le comunicara oficialmente el destierro.

El 29 de septiembre de 1833 moría Fernando VII y se iniciaba la regencia de María Cristina.

El Carlismo: Ideología y Apoyos

El 1 de octubre de 1833, Don Carlos exigió desde Portugal sus derechos dinásticos mediante el Manifiesto de Abrantes. El día 3 fue proclamado rey en diversas ciudades de España. El carlismo tuvo desde el principio un fuerte contenido ideológico y de clase. Agrupaba a los absolutistas más intransigentes, que reclamaban:

  • La defensa del derecho sucesorio masculino.
  • La alianza del Altar y del Trono (tradicionalismo).

Composición Social

Militaban en el carlismo:

  • Una parte de la nobleza.
  • Miembros ultraconservadores de la administración y del ejército.
  • Parte del bajo clero.
  • Parte del campesinado.
  • Importantes sectores del artesanado.

Base Territorial

Desde el punto de vista territorial, el carlismo triunfó sobre todo en las zonas rurales, y especialmente en el Norte (País Vasco, Navarra, interior de Cataluña y Maestrazgo). Apenas tuvo apoyos en las grandes ciudades y en el sur.

La Defensa de los Fueros

Una de las razones clave del arraigo carlista, especialmente en el norte, fue la defensa de los fueros. Los privilegios de la población vasca y navarra se habían mantenido desde la Edad Media y habían sido conservados por los Borbones. Consistían principalmente en:

  • Exención fiscal.
  • Exención del servicio militar obligatorio.
  • Un derecho civil propio con diferencias respecto al de Castilla.

Asociados al Antiguo Régimen y, por tanto, defendibles fácilmente desde la óptica ultraconservadora, los fueros se convirtieron en un banderín de enganche para vascos, navarros, aragoneses y catalanes. Por la misma razón que los apoyaban los partidarios del absolutismo, los liberales los denunciaban y prometían acabar con ellos, lo que reforzaba aún más el apoyo al carlismo en el Norte. Incluso en el exilio, la defensa de los fueros continuó siendo una de las principales reivindicaciones carlistas.

La Primera Guerra Carlista (1833-1839)

El Bando Cristino y sus Apoyos

El bando cristino, agrupado en torno a la regente María Cristina y su hija Isabel, tuvo el respaldo inicial de los sectores moderados y reformistas del absolutismo, a los que pronto se sumaron los liberales. Contó con el apoyo de:

  • La mayor parte de los generales y del ejército.
  • Funcionarios.
  • Altas jerarquías de la Iglesia.
  • Burguesía de negocios.
  • Intelectuales y profesionales liberales.
  • Clases medias urbanas.
  • Obreros industriales.
  • Una parte del campesinado (especialmente en el sur y zonas no forales).

Apoyos Internacionales

El bando cristino contó desde el principio con el reconocimiento internacional y, desde 1834, con el apoyo diplomático y militar de Portugal, Inglaterra y Francia (firmantes de la Cuádruple Alianza). Los carlistas, en cambio, no llegaron a conseguir un reconocimiento expreso como gobierno legítimo, aunque sí contaron con las simpatías y cierto apoyo encubierto de las potencias absolutistas como los imperios Austriaco, Prusiano y Ruso.

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