El Cristianismo y el Creyente en la Era Moderna

Clasificado en Religión

Escrito el en español con un tamaño de 3,74 KB

El Cristianismo y el Creyente

El cristiano debe ser una persona crítica, que reflexiona, que pregunta por la razón de lo que ocurre a su alrededor y no se queda conforme con cualquier respuesta.

Creer en alguien es fiarse totalmente de él, reconocerlo y aceptarlo. Solo es posible concebir la fe como encuentro personal. La fe es el único medio que posibilita la relación humanizante entre personas.

Creer es, ante todo, tener una relación personal con alguien y, además, como consecuencia, aceptar un conjunto de verdades que me propone esa persona. La fe es la decisión por alguien que se toma en libertad y, en último término, por amor.

En el cristianismo, lo decisivo es abrirse a Dios, ponerse en sus manos, entablar con Él una relación profunda de confianza y amor. La fe cristiana me pide aceptar un contenido concreto, imprescindible para que el mensaje de salvación no se disuelva en un sentimentalismo vacío.

Contenido básico de la fe cristiana

  • Creer es reconocer al Dios de Jesucristo como Padre bondadoso que está siempre cerca de nosotros, con ternura, con exigencia, con misericordia.
  • Creer es aceptar a Jesucristo, que está vivo entre nosotros, como Señor, como Salvador, como Hijo de Dios y modelo de una nueva existencia.
  • Creer supone vivir bajo la luz y la fuerza del Espíritu de Dios, que nos va conduciendo por la historia y guiando nuestro corazón según la voluntad de Dios, si somos dóciles a su presencia.
  • Creer, para un cristiano, significa formar parte de la Iglesia, que es nuestra madre en la fe y a la que pertenecemos por nuestro bautismo.

Virtudes teologales: fe, esperanza y caridad

La fe cristiana, conscientemente vivida, hace de nosotros personas nuevas.

La fe

  • Es un compromiso de toda nuestra persona.
  • Nos hace ver al mundo y a las personas con los ojos de Jesús.
  • Nos impulsa a crear una vida más humana y más auténtica con la fuerza del Espíritu de Dios.

Perfil del buen creyente de ayer

  • Practicante: iba a misa y a las prácticas de piedad.
  • Se metía en pocos líos políticos.
  • Desinteresado de la política.
  • Daba limosna.
  • Tenía una praxis moral de no meterse con nadie.
  • Obediente, sin críticas, a lo que el cura y obispo decían.
  • En caso de duda, le bastaba decir: "Padre, ¿qué tengo que hacer?".

Perfil del buen creyente de hoy

  • El creyente es una persona que escucha a Dios en el corazón de su historia personal y en el corazón de la historia que vive.
  • El creyente es la persona que deja que Dios intervenga en su historia.
  • El creyente de ayer y hoy deberá creer a pesar de la aparente irracionalidad.
  • El creyente es convocado a salir e ir a otro lugar.
  • El creyente lleva en el fondo una bendición: ser muchos, ser comunidad.

Espiritualidad

La palabra "espiritualidad" se empezó a utilizar en el siglo IV. Por espiritualidad nos referimos a la forma de vivir de aquellas personas que se dejan llevar por el Espíritu de Dios.

Jesús se dejó llevar por el Espíritu del Señor para aliviar el sufrimiento humano. El Espíritu impulsó a Jesús a dar vida a quienes tienen la vida disminuida y devolver su dignidad a todos los atropellados por la opresión.

La predicación y comportamiento de Jesús nos vinieron a decir: los seres humanos encontramos a Dios en la medida, y solo en la medida, que defendemos la vida, respetamos la vida y dignificamos la vida. La señal de nuestro encuentro con Dios es la liberación de cuanto oprime la vida, la limita o la hace indigna.

Los que se afanan por la vida de los demás, esos son los que encuentran a Dios.

Entradas relacionadas: