Crítica de la cultura y la sociedad: Foucault, Rousseau y la tradición crítica
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Crítica de la cultura y la sociedad
Michel Foucault: La microfísica del poder
Foucault habla de una microfísica del poder, concibiéndolo como las relaciones entre individuos. La conjunción de voluntades, acciones y deseos construye una cultura que nadie puede controlar de un modo completo.
Se establece así un juego de poderes que se pone en práctica no solo a través de las grandes instituciones, aunque puedan ejercer una mayor influencia que el individuo aislado. Foucault enlaza la cultura con el poder, pero no entendido de una manera puramente política.
Un poder-red que tiene también una dimensión creativa: el sujeto lo es en sentido literal, está “sujetado”, sostenido, por el poder que lo crea, pero no como si fuera una fábrica de mentalidades y formas de vida, sino a través de procesos que a menudo son indetectables:
- Ideas dominantes
- Modas
- Discursos oficiales
- Normalización educativa e intelectual
Jean-Jacques Rousseau: Precedentes de la crítica cultural
Esta crítica de la cultura desarrollada por Foucault no es, ni mucho menos, una novedad. Existen importantes precedentes en filosofía que han abierto este camino.
Rousseau, por ejemplo, afirma en el Discurso sobre las ciencias y las artes que ambas (ciencias y artes) contribuyen a pervertir la naturaleza humana, fomentando el vicio en lugar de la virtud.
En el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, sitúa en la sociedad y la cultura la miseria de un ser humano que deja de vivir para sí, en un estado natural, para vivir hacia afuera, para los demás, puesto que tiene que competir con otros, aparentar, estar pendiente de sus juicios y opiniones.
La sociedad y la cultura nos corrompen, enfrentándonos a los demás y alejándonos de la naturaleza, que, desde el punto de vista cultural, no es más que un objeto de explotación.
Influencia de Rousseau en la crítica marxista
Rousseau servirá de inspiración para la crítica marxista de la cultura, que la entenderá como una superestructura creada por las clases económicamente dominantes para legitimar la explotación que sufren los menos favorecidos y ocultar el posible conflicto, lo que le confiere una función ideológica.