La Crítica de Hume a la Causalidad: Impacto en Epistemología y Metafísica
Clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 4,69 KB
La Crítica de David Hume al Principio de Causalidad y sus Consecuencias Epistemológicas y Metafísicas
Según Hume, es necesario tener en cuenta si los datos de partida del razonamiento son relaciones entre ideas o conocimiento de hechos. Los razonamientos que tienen como premisas relaciones entre ideas no plantean problemas de validez:
- El carácter necesario de las premisas garantiza la evidencia apodíctica (necesaria, que expresa una verdad evidente) de la conclusión.
- Los razonamientos cuyas premisas son conocimientos de hechos se basan en su evidencia en la sensibilidad externa (nos asegura el presente) y en la memoria (nos asegura el pasado).
A veces hacemos predicciones sobre acontecimientos futuros basándonos en el conocimiento del pasado y del presente. Estas predicciones se fundan en el principio de causalidad, que supone una conexión necesaria entre parejas de fenómenos (causa-efecto).
Para Hume, el principio de causalidad descansa en la experiencia, sobre el conocimiento de hechos. Puesto que el conocimiento de hechos solo asegura la certeza relativa al presente o al pasado, la pretensión de predecir el futuro es falaz. Solo tenemos un supuesto carente de base objetiva: la idea de conexión necesaria entre los fenómenos.
Puesto que no existe impresión sensible de la conexión necesaria entre la causa y el efecto, la idea de conexión no es válida. La experiencia nos ofrece la sucesión de hechos entre fenómenos pero no su conexión necesaria.
Consecuencia Epistemológica
El principio de causalidad pierde su valor objetivo y se transforma en una ley de carácter psicológico. Hume considera que las ciencias basadas en este principio mantendrán su estatuto científico bajo las siguientes condiciones:
- La restricción en la aplicación del principio de causalidad a la experiencia sensible. La efectiva obtención de impresiones de las causas y de sus efectos permite corregir errores derivados del abuso en la aplicación del principio de causalidad.
- La disminución del grado de certeza proporcionado por el principio de causalidad, cuyo valor gnoseológico decae a la probabilidad. La convicción sobre el comportamiento futuro de los fenómenos naturales deja paso a la expectativa de probabilidades, acompañada de la disposición de revisar las afirmaciones científicas.
Consecuencia Metafísica
Concluido el estudio sobre los límites del entendimiento humano, Hume extrajo las consecuencias que se derivan para el conocimiento efectivo de la realidad:
Existencia del mundo exterior
Hume negó que fuera posible alcanzar un conocimiento seguro de la existencia de un mundo exterior al hombre, ya que dicha existencia se ha establecido con la aplicación del principio de causalidad. Se concluye que no solo no hay conocimiento sustancial del mundo exterior, sino que ni siquiera se puede afirmar que esta realidad exterior exista. Toda la realidad se limita a percepciones subjetivas.
La existencia de Dios
Según Hume, la idea de Dios no es válida. El criterio de validez de las ideas impone la obligación de señalar, para cada idea, la impresión de la que procede, y resulta obvio que no poseemos impresiones sensibles de Dios. Así, quedan rechazadas todas las demostraciones de Dios basadas en la idea que tenemos de él, como las pruebas a priori de Anselmo de Canterbury. Tampoco serán válidas aquellas demostraciones de la existencia de Dios que partan de la experiencia sensible, como las vías tomistas. Estas pruebas realizan también un uso indebido del principio de causalidad, aplicando la noción de causa a algo de lo que no existe impresión sensible.
La existencia del yo
La idea de un sujeto pensante supone la existencia de una unidad que permanece idéntica e invariable a través del flujo de percepciones, pero esto no parece posible. La validez de la idea de sujeto pensante requeriría también la posibilidad de determinar la impresión de la que procede. Pero no tenemos impresión que nos informe de nuestra identidad, sino un flujo de impresiones diferentes, por lo que no es legítimo afirmar la existencia de un sujeto pensante.
La crítica de Hume al entendimiento humano lo condujo a una posición fenomenista, al cuestionar la existencia de sustancias y concebir la realidad como una aparición de fenómenos perceptibles al sujeto, y a un “sano escepticismo”. Cuestiona todo el universo de saberes que el sentido común considera asequibles.