Crítica de Nietzsche a la Metafísica Occidental y su Influencia en Simone de Beauvoir
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Crítica de Nietzsche a la Metafísica Occidental
Para Nietzsche, nuestra cultura está equivocada, y su error más peligroso es instaurar la racionalidad a toda costa, despreciando lo irracional, lo caótico, lo dionisíaco. La moral Socrática es considerada por Nietzsche la culpable originaria de este error de la cultura occidental y del abandono de los valores acertados de los primeros griegos. Sócrates estableció la ecuación Razón = Verdad = Virtud (Bien). En esta ecuación está el origen de los "males" de nuestra cultura. Con Sócrates, instintos, emociones, sentimientos se aniquilan o quedan subyugados a los dictados de la razón convirtiendo al sabio, al que da primacía a su parte racional y domina y sofoca su parte. La enfermedad o decadencia empieza por Sócrates y culmina, sin terminar, en Platón. Platón nos dice: los sentidos nos engañan, sólo dejan ver las apariencias. La razón nos pone a otro nivel y nos deja ver la verdadera realidad. Esta realidad son las Ideas, los fenómenos no son sino devenir, lo que es verdaderamente ser es lo eterno, lo inmutable. Para Nietzsche, Platón crea otro mundo desvalorizando éste (ilusión del mundo verdadero).
Con Sócrates y Platón arranca la metafísica tradicional, que se asienta en un error fundamental que no es otro que la división de la realidad en dos mundos:
- Un mundo superior y verdadero (el mundo de las ideas, el cielo, etc., un mundo inmutable y eterno).
- Un mundo inferior y aparente (el mundo sensible, este en el que vivimos, sometido al devenir).
Nietzsche considera que debe invertirse esta división y considerar mundo verdadero al que hasta ahora se ha considerado como mundo aparente (el mundo sensible), y mundo falso e inexistente al que hasta ahora ha sido considerado como superior y verdadero (el mundo de las ideas, el más allá, etc.).
Influencia de Heráclito en Nietzsche
Heráclito afirmó que todo cambia y nada permanece, el universo es un continuo devenir en el que nada es idéntico porque todo está sometido a continuas transformaciones. La ley que rige el universo es la lucha de contrarios. Todas las cosas surgen de la contradicción, de la discordia, de la guerra. Pero en sus extremos los contrarios se funden en una sola cosa.
Nietzsche acepta la filosofía de Heráclito, admite su concepción del devenir y cambio constante. Según Nietzsche, el supremo error de la metafísica es haber admitido un mundo aparente frente a un mundo real, cuando sólo es real este mundo en que vivimos. Sólo existe el mundo de las apariencias. De ahí que admire a Heráclito, "el único filósofo que no ha falseado la realidad y para quien toda realidad está en un puro devenir.
Pero Heráclito también afirmó que la contradicción engendra armonía. El cambio, el devenir, no sucede de modo caótico o irracional, sino de acuerdo con un cierto orden. En el universo hay una ley única, una razón oculta, un logos que todo lo orienta y unifica. Heráclito afirma que esa razón universal está también en el hombre, y constituye su propia razón. Nietzsche no compartirá esta idea de Heráclito pues considera que el devenir es un hecho que tenemos que aceptar y no introducir en él ninguna razón o "Logos".
Influencia de Nietzsche en Simone de Beauvoir
Simone de Beauvoir rechazaría completamente al Nietzsche misógino y machista pero sí aceptaría algunas de las ideas de su crítica a la metafísica y a la moral occidental: propone una moral creadora de valores, que dice sí a la vida tal y como es, individualista, que rechaza los valores establecidos por la cultura occidental, defiende, pues, una moral natural que diga sí a la vida. Beauvoir propone también una mujer individualista, que busca su identidad y su libertad y que deja atrás los valores de la moral occidental que la esclavizaban. La posición del individuo como agente responsable de sus elecciones en Nietzsche, su derecho a tener una voluntad libre, también es defendida por Beauvoir, pero considera que una mujer encerrada y sometida como lo está la mujer occidental no puede aspirar a ningún tipo de libertad. La persona debe de hacer su vida, establecer sus valores y hacerse a sí misma, decía Nietzsche y estas ideas las defiende también Beauvoir para la política feminista.