Crónica de una muerte anunciada: Temas principales de la obra de García Márquez

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Temas de Crónica de una muerte anunciada

La muerte como personaje principal

La muerte es el personaje principal en esta obra: «El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar...» y su final: «que me mataron, niña Wene». Desde la primera línea del libro hasta la última, el autor nos presenta a este simbólico personaje que va a ser el leit motiv de la mayoría de las páginas de la novela. El lector ya conoce desde el comienzo una muerte que viene acompañada por una serie de símbolos: «por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaro». Ni su madre, que «tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños», ni Santiago Nasar, son capaces de interpretar esta mala premonición. El mismo protagonista dice a su amigo el narrador, al entrar en la iglesia para presenciar la boda de Ángela Vicario: «No quiero flores en mi entierro». En la novela hay innumerables coincidencias que se refieren a la muerte de Santiago Nasar: la mayoría de los habitantes del pueblo conoce de antemano lo que va a suceder; además, los gemelos Vicario se encargan de difundir sus intenciones y, sin embargo, nadie tiene ocasión de prevenirlo. Santiago Nasar tiene su destino ya fijado. La muerte todo lo controla y, sin embargo, irónicamente, Santiago Nasar es el último en enterarse de que lo van a matar. Los hermanos Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago Nasar, sino que hicieron mucho más de lo que era inimaginable para que alguien les impidiera matarlo y no lo consiguieron. La muerte del protagonista es muy dura: es trágica, fatal, sin atenuantes. Es el fin inevitable de la vida.

La violencia y el código de honor

El gran tema de la novela es la violencia, que aparece inserta en el trasnochado código de honor que rige la moral colectiva de un pueblo. El crimen de los Vicario se origina en la honra y su defensa con sangre se justifica, según el cura, “tal vez ante Dios”. Prudencia Cotes, la novia de Pablo Vicario dice, respecto a la obligación del gemelo de vengar la deshonra de su hermana. Por otra parte, la sociedad de este pueblo caribeño está apegada a una serie de costumbres o tradiciones típicas del ambiente rural. La violencia aparece vinculada a la sexualidad masculina y al machismo. La mujer ocupa un segundo plano, vemos que la mujer tiene un papel esencial en la obra, porque si la sociedad es machista eso obedece a que las mujeres quieren que así sea. Defienden el poder y la felicidad para el hombre y consideran que el papel de la mujer es el del matrimonio. Pura Vicario recurre a la violencia cuando su hija es devuelta a casa. Otras formas de violencia surgen de Santiago Nasar. También los héroes de las guerras civiles del siglo XIX en Colombia se ven representados por el general Petronio San Román. Otra referencia a la violencia: Pedro Vicario se pierde cuando su patrulla se internó en territorio de guerrillas cantando canciones de putas. El lenguaje refleja violencia: Victoria Guzmán, que arrancó de cuajo las entrañas de un conejo y se lo tiró a los perros. Tampoco se puede olvidar la explosión verbal a base de cuchillos, sangre, vísceras, gritos, perforaciones…

Religión y superstición

Ángela se casa con velo y azahar, los nombres de muchos personajes son bíblicos y parte de la crítica ha señalado en la muerte de Nasar una dimensión de crucifixión pública. El barco del obispo “dejó ensopados a los que estaban más cerca de la orilla”, el burdel es la “casa de misericordias”, en la autopsia se descubre en el cuerpo de Nasar “una medalla de la Virgen de Carmen que se había tragado a la edad de cuatro años”, etc. Pero la superstición está inserta en la estructura mental de muchos personajes. Manifestaciones de lo sobrenatural son que la madre de Nasar malinterprete sus sueños, que la madre del narrador posee telepatía pero no logra transmitir “el pálpito de la tragedia”, que el coronel Aponte está trastornado “por la práctica solitaria del espiritismo” o que, cuando Clotilde Armenta ve a Santiago Nasar, cree que “va vestido de aluminio” y que “parecía un fantasma”.

El destino

Los testigos consultados por el narrador-cronista intentan saber “cuál era su sitio y la misión que le había asignado a cada uno la fatalidad”.

El humor

El humor, en pequeñas dosis, marca un anticlímax con lo macabro del crimen.

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