El Cuarto Rojo: Infancia, Trauma e Identidad en Jane Eyre
Clasificado en Plástica y Educación Artística
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El Espejo y la Crisis de Identidad
Jane se encuentra frente a la majestuosa cama de su tío. A su derecha, un armario; a la izquierda, un espejo flanqueado por dos grandes ventanales con persianas siempre cerradas, impidiendo el paso de la luz. Esta falta de iluminación simboliza la incertidumbre y el desconocimiento que rodea a la pequeña Jane. El reflejo en el espejo la aterroriza, pues no se identifica con la criatura fantasmal o diabólica que la observa con "glittering eyes". Esta descripción, que recuerda al poema "The Rime of the Ancient Mariner" de Coleridge, simboliza los ojos escudriñadores que hipnotizan a la protagonista. El proceso de búsqueda de identidad de Jane apenas comienza, ejemplificado por su visión de sí misma como un ser sobrenatural (half fairy, half imp) y su falta de autoestima: "All said I was wicked, and perhaps I might be so".
La Disciplina Victoriana y la Búsqueda de Redención
Esta cita refleja la concepción victoriana del niño/a diabólico/a, sometido/a a una rígida disciplina religiosa. En el caso de Jane, su tía Reed ofrece redención bajo dos condiciones: "perfect submission and stillness".
Simbolismo del Color y la Dualidad Femenina
La descripción del cuarto, con "red drappery and carpet" y "white bed", presenta una dicotomía de colores: el rojo, símbolo del encarcelamiento femenino, y el blanco, que exalta la identidad femenina.
Rebelión, Ira y Proyección
John Maynard interpreta el temor de Jane ante el espejo como un terror sexual al entorno masculino. El paralelismo "absolute submission and determined revolt" sugiere el carácter extremo de Jane, quien expresa una gran ira ante la injusticia de su encierro. Su batalla mental fluctúa con la llegada de la noche: la oscuridad, que evoca ignorancia, se convierte en el elemento que apaga "las brasas de su ira". El paralelismo entre Bertha y Jane sugiere que la primera es la proyección de la pequeña rebelde. La contemplación de la muerte por inanición, un componente gótico, refleja el encarcelamiento de Jane en un entorno familiar antitético que impide su desarrollo identitario. La idealización de la familia Reed, representada por los Rivers, obliga a Jane a enfrentarse a dos figuras masculinas: John Reed y St. John. De John, Jane aprende a rebelarse ("Master! How is he my master? Am I a servant?") y a desarrollar mecanismos de defensa; de St. John, a afianzar su asertividad.
El Trauma del Cuarto Rojo y la Madurez de Jane
Aunque Jane supera etapas en Gateshead y Lowood, continúa enfrentándose al vacío social, la dependencia económica, la exclusión del amor y la dialéctica "absolute submission and determined revolt". La importancia del cuarto rojo se extiende a lo largo de la novela; el trauma infantil reaparece como una memoria que conecta con sus vivencias presentes. Lo recuerda como el lugar de su humillación. Este trauma reaparece la noche en que se encuentra con su doble. El rojo, color de la pasión, también es representado por Bertha, un ejemplo grotesco que Jane necesita para completar su personalidad. Su misión es completar la imagen fragmentaria y carente de autoestima reflejada en el espejo del cuarto rojo. Para alcanzar la madurez, debe recuperar a su otro yo, representado por la loca del ático.