Culteranismo y Conceptismo en el Barroco: Diferencias y Similitudes

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Culteranismo y Conceptismo en el Barroco

Similitudes y Diferencias entre dos Corrientes Literarias

El culteranismo y el conceptismo son dos corrientes literarias que surgieron en España durante el periodo Barroco, en el siglo XVII. A menudo se asocian con la obra de Luis de Góngora, de quien deriva el término "gongorismo", que se utiliza a veces como sinónimo de culteranismo. Sin embargo, es importante distinguir entre ambos conceptos. El gongorismo se refiere específicamente a la imitación del estilo de Góngora, mientras que el culteranismo es un movimiento más amplio que se caracteriza por el uso excesivo de recursos literarios cultos y una sintaxis compleja.

Ambas corrientes representan una intensificación de los elementos cultos ya presentes en el Renacimiento, llevándolos a un extremo barroco. Se caracterizan por el uso de circunloquios, juegos de palabras, una sintaxis intrincada, tropos elaborados y una temática compleja. Tanto culteranos como conceptistas hacen un uso magistral de la metáfora, aunque con diferentes enfoques.

Diferencias entre Culteranismo y Conceptismo

La principal diferencia entre ambas corrientes radica en su enfoque estético. El culteranismo se centra en lo decorativo, con un exceso de metáforas e imágenes sensoriales. Busca potenciar la belleza formal a través de la riqueza de colores, formas y sentidos. Por otro lado, el conceptismo se enfoca en la concisión y la polisemia, utilizando juegos conceptuales e intelectuales.

  • Culteranismo: Énfasis en lo sensorial y decorativo.
  • Conceptismo: Énfasis en la intelectualización y el juego conceptual.

La Metáfora en el Barroco

La metáfora, que se puede resumir en la identificación de un término real (A) con una imagen (B), es fundamental en ambas corrientes. Sin embargo, las metáforas culteranas, aunque complejas, suelen tener una identificación estricta y lógica interna, a diferencia de las metáforas del simbolismo posterior. Por ejemplo, Góngora utiliza "cristal líquido" para referirse al agua y "cristal humano" para la piel femenina. Estas metáforas, aunque elaboradas, tienen un significado unívoco dentro del contexto barroco.

En contraste, la metáfora simbolista, que se desarrollará plenamente en el siglo XX, es más personal y subjetiva, sin ofrecer claves explícitas para su interpretación. La diferencia clave radica en que la metáfora barroca, como la de Góngora, posee una lógica interna que permite descifrar su significado, mientras que la simbolista es más ambigua y abierta a múltiples interpretaciones.

El Neologismo en el Culteranismo y el Conceptismo

El neologismo también juega un papel importante en ambas corrientes. En el culteranismo, se basa en palabras de origen clásico, como latinismos y cultismos, a menudo con acepciones poco comunes. Los conceptistas, por otro lado, tienden a inventar términos exclusivos para el contexto de sus poemas. Por ejemplo, Quevedo utiliza "cornudar" en un contexto específico, mientras que "calvicantano" se refiere a alguien que se está quedando calvo.

"Fábula de Polifemo y Galatea" de Góngora

La obra "Fábula de Polifemo y Galatea" de Góngora es un ejemplo paradigmático del culteranismo. Dámaso Alonso la estudió exhaustivamente, y su obra "Góngora y el gongorismo" ofrece un análisis profundo de la misma. José Carlos Mainer describe los textos literarios como "hojaldrados", con capas de significado entre las que circulan las influencias de épocas anteriores. En el caso de "Polifemo y Galatea", se pueden percibir estratos clásicos y renacentistas, reflejando la fuerte educación clásica de Góngora. "Las Soledades", otra obra de Góngora, es considerada más creativa, aunque también muestra influencias de la tradición literaria.

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