Culteranismo y Poesía del Siglo de Oro: Estilos de Góngora, Fray Luis y Garcilaso
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El Culteranismo: Características y Representantes Clave
El Culteranismo, corriente literaria del Barroco español, nace con un afán minoritario, y sus primeros poemas desconcertaron a los lectores más cultos de la época. Su representante e iniciador más destacado es Luis de Góngora y Argote. Aunque no rechaza los procedimientos conceptistas, el culteranismo incorpora otros recursos estilísticos que buscan la belleza poética por sí misma, enfocándose en la magnificencia plástica de las imágenes y la brillantez de los efectos expresivos.
Aspectos Clave del Estilo Culterano:
- Utilización exclusiva del verso, adoptando predominantemente las formas métricas de origen italiano.
- Abundancia de metáforas e imágenes sensoriales, a menudo complejas y audaces.
- Referencias a la realidad natural, enriquecidas con un léxico colorista y suntuoso.
- Frecuente utilización de cultismos, que elevan el nivel del lenguaje.
- Recursos retóricos como bimembraciones, correlaciones, aliteraciones y rimas contundentes.
- Marcada complicación sintáctica, con el uso frecuente de hipérbaton.
- Una conciencia elitista, donde el ánimo estetizante y evasivo encuentra en la mitología grecolatina un mundo de belleza irreal y sofisticada.
Comparativa Poética: Renacimiento vs. Barroco
Opción 1: Fray Luis de León vs. Luis de Góngora
Oda a la vida retirada, de Fray Luis de León
Este poema, cumbre del Renacimiento español, exalta la serenidad y la tranquilidad del espíritu frente a las ambiciones mundanas.
- Rima: Estrofas de tipo lira (7a 11B 7a 7b 11B), con rima consonante.
- Métrica: Combina versos heptasílabos (arte menor) y endecasílabos (arte mayor).
- Estilo: Poema de tono serio y filosófico que exalta la vida retirada y la tranquilidad lejos del poder y la ambición. Posee una fuerte influencia de la tradición clásica y del estoicismo. Utiliza imágenes bucólicas y referencias a la naturaleza para expresar su ideal de vida, caracterizado por la armonía y la moderación.
Ándeme yo caliente y ríase la gente, de Luis de Góngora
Una letrilla que, con ingenio barroco, defiende los placeres sencillos y la despreocupación.
- Rima: Letrilla, con rima consonante (8a 8b 8b 8a 8a 8c 7c).
- Métrica: Los versos son octosílabos, salvo en el estribillo inicial, donde ambos versos tienen siete sílabas y forman un pareado.
- Estilo: Es un poema burlesco y satírico, con un tono irónico y desenfadado. Critica indirectamente la vanidad y la ambición a través de un canto a los placeres sencillos (comida, bebida, descanso). El estribillo "y ríase la gente" refuerza el tono desafiante y la defensa de una vida sin pretensiones.
Opción 2: Garcilaso de la Vega vs. Luis de Góngora
Comparación de Sonetos: Soneto XXIII de Garcilaso y Mientras por competir con tu cabello de Góngora
Ambos sonetos abordan el tema del carpe diem, pero desde perspectivas estéticas distintas, marcando la transición del Renacimiento al Barroco.
- Rima: Ambos poemas presentan rima consonante con el esquema ABBA ABBA CDE DCE. La rima es idéntica en ambos, con la alternancia entre cuartetos y tercetos, propia del soneto clásico.
- Métrica: Ambos son sonetos, es decir, están formados por 14 versos endecasílabos (11 sílabas por verso). La métrica es rigurosa y uniforme en ambos casos.
- Estilo:
- Poema 1 (Garcilaso de la Vega): Su estilo es claro, equilibrado y armonioso, reflejando la influencia del Renacimiento y el ideal del carpe diem. Utiliza metáforas naturales y suaves, comparando la belleza femenina con elementos como la rosa, la azucena y el oro. El tono es sereno y reflexivo, invitando a disfrutar de la juventud antes de que el tiempo la marchite.
- Poema 2 (Luis de Góngora): Su estilo es más complejo y ornamentado, característico del Culteranismo, con abundancia de hipérbatos y un lenguaje más elaborado. Mantiene la idea del carpe diem, pero con un tono más dramático y fatalista. Su último verso ("en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada") es una imagen mucho más intensa y pesimista sobre la fugacidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte, acentuando el contraste con la belleza efímera.