Cultura y Naturaleza: La Transformación de la Condición Humana

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La Cultura como Transformación de la Naturaleza Humana

La cultura introduce una transformación o elaboración en la naturaleza del ser humano. El hombre, al margen de su carga genética y heredada, tiene una naturaleza histórica, transformada y cultural. Aquí el hombre se distancia del mero estado de naturaleza.

En este sentido, cultura es lo que no nos es dado de manera inmediata por la naturaleza; es lo que es elaborado con la acción y el trabajo del hombre. Cultura y naturaleza se oponen en este punto. Pero el hombre es, desde sus orígenes, un ser de cultura. El mundo cultural es el mundo humano.

El Hombre como Animal Cultural

La cultura será una característica específicamente humana que define al hombre. El hombre es un animal cultural, como afirma Arnold Gehlen:

“No hay una humanidad natural en el sentido estricto: es decir, no hay una sociedad sin armas, sin fuego, sin alimentos preparados y artificiales, sin techo y sin formas de cooperación elaborada” (El hombre. Ed. Sígueme).

La Segunda Naturaleza

Hay que resaltar que esta naturaleza transformada o “segunda naturaleza” (cultural) se levanta sobre la base biológica del hombre, y no contra ella, sino a partir de las posibilidades que esta base permite. Por ello, no puede crearse una cultura antinatural (veremos algo de Freud).

Infradotación Biológica y Compensación Cultural

Gehlen sostiene que el hombre es un ser caracterizado por estar infradotado, ya que carece de especialización: carece de unos instintos bien definidos y también de unos órganos sensoriales y motores especializados para unas actividades que puedan garantizar la supervivencia, al contrario de las demás especies animales, que saben vivir sin aprendizaje.

Esta falta de dotación natural es compensada con la dimensión cultural, que consiste fundamentalmente en:

  • La capacidad de aprendizaje.
  • La construcción de instituciones (morales, políticas, sociales, etc.), todas ellas culturales.

La cultura, por tanto, va a producir instituciones fijas por las que el hombre se define, y que subsisten a las generaciones biológicas de hombres, siendo transmitidas de generación en generación.

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