El curioso caso del perro asesinado a medianoche
Clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en español con un tamaño de 3,46 KB
A media noche, Christopher encontró a Wellington, el perro de la Sra. Shears, muerto: lo habían asesinado con una horca.
Sobre mí
Me llamo Christopher Boone, tengo 15 años y sufro una enfermedad parecida al autismo. Soy muy inteligente, tengo una excelente memoria y lo observo todo. Me encantan las matemáticas y la física. Quiero estudiar en la universidad y sueño con ser astronauta. Me sé todos los números primos, todos los países y sus capitales.
Cuando conocí a Siobhan, la cuidadora del colegio, le dibujo las expresiones de la gente con su significado.
Me gustan los perros; sé lo que piensan, por eso abracé a Wellington. La Sra. Shears salió y me gritó. No soporto que me griten y, para protegerme, me agaché y me tapé los oídos.
El asesinato de Wellington
Estoy escribiendo esta novela policíaca. Siobhan me ayuda y me dijo que a la gente le interesan más los asesinatos de personas que de perros, pero quiero escribir sobre algo real.
Al llegar la policía, me preguntó acerca del asesinato, sospechando de mí. Me sentí bloqueado, el policía me tocó y, para protegerme, le agredí. No soporto el contacto físico.
No me gustan las palabras ni situaciones con doble significado; me confunden y no las entiendo. Me gusta la claridad.
El policía me arrestó por agresión. De camino a comisaría, observé la Vía Láctea y expliqué cómo será el fin del mundo.
Utilizo los números primos para enumerar los capítulos. Los comparo con la vida: son muy lógicos, pero no hay manera de averiguar cómo funcionan.
En la comisaría, tuve que dejar los objetos que llevaba. En la celda me sentía seguro. La gente me provoca confusión por dos razones: por las expresiones y gestos con los que hablan sin decir palabras y por el uso de metáforas.
Mi padre y mi madre
Mi padre fue a buscarme a comisaría, donde me pusieron una amonestación. No me gustan las mentiras, no sé decirlas. Mi madre era una mujer pequeña y que olía bien.
De vuelta a casa, le hablé de Wellington a mi padre y él me dijo que no me metiera en asuntos ajenos. Por la noche, le encontré llorando; estaba triste por el perro.
Hace dos años murió mi madre. Tuvo un problema de corazón y la ingresaron. No pude ir a visitarla.
Mis sueños y la investigación
Me gusta que mi vida siga un orden preciso. Sueño con ser astronauta, aunque creo no poder llegar a lograrlo. Sé que iré a la universidad a estudiar física o matemáticas.
Mi madre murió dos semanas después, debido a un ataque al corazón. A partir de aquel día, la Sra. Shears fue a mi casa a prepararnos comida y estar con nosotros. Me propuse descubrir al asesino. Investigué y descubrí que la horca era de la Sra. Shears.
No soy creyente y sé que las moléculas de mi madre pueden estar en cualquier parte del planeta y no en el cielo con Dios. Fui a hablar con los vecinos sobre el asesinato. Nadie supo nada. Mi principal sospechoso era el Sr. Shears, que se separó de su mujer. Para protegerme de los desconocidos, llevo siempre la navaja del Ejército Suizo.
El futuro
El mes que viene haré el examen de bachillerato superior en Matemáticas y sacaré un sobresaliente. Demostraré a todo el mundo que no soy estúpido por tener unas necesidades especiales. Pensaba que mis padres iban a divorciarse porque discutían a menudo por mis problemas de conducta. Ahora he crecido y no tengo tantos problemas.