David y Goliat: Una Travesía Escultórica desde el Renacimiento al Barroco
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El tema bíblico del joven pastor David que derrota al gigante Goliat con una piedra lanzada con una honda ha atraído a multitud de artistas por su carácter heroico y a la vez humano para crear obras maestras en la escultura.
El primer ejemplo a considerar por su importancia fue modelado por Donatello y se fundió en bronce alrededor de 1440. Sirve de punto de partida desde la obra gótica a la renacentista. Destaca la sensualidad del modelo adolescente tocado por un sombrero florentino y apoyado en una espada sobre la cabeza del gigante. El rostro clásico contrasta con el ritmo intenso del cuerpo del heroico personaje. Sus dimensiones son naturales (1,60 m) y la desnuda anatomía es muy naturalista. Sirve de inspiración para obras posteriores. Del mismo autor cabe destacar el Condottiero Gattamelata (1453...) y el San Jorge (1417)...
Andrea di Michele di Francesco de Cioni, Il Verrocchio, orfebre y escultor admirador de la obra de Donatello, realizó en 1475 su versión claramente inspirada en el modelo admirado: bronce, proporciones similares, iconografía pero vestido y portador de una sonrisa. Cabe destacar del mismo la estatua ecuestre del Condottiero Colleone de 1478.
Miguel Ángel es el gran escultor del pleno Renacimiento, creador de estatuas monumentales en Roma y Florencia (Tumba de Julio II, las Pietà (Vaticano, Rondanini...), Tumba de Lorenzo de Médici). Sobre 1504 realizó en mármol de Carrara, en grandes dimensiones (5 metros), la estatua clásica de perfecta anatomía adolescente y rostro de profundo significado, expectante ante el recorrido del proyectil lanzado con la honda. Se puede apreciar en la Galería de los Uffizi de Florencia.
Aunque de tema mitológico, el Mercurio Volante del manierista Gian de Bologna (autor también del Rapto de las Sabinas - Galería de los Uffizi) revela todas las características de la temática del David y una gran deuda con la obra de Donatello y Miguel Ángel. Es un bronce de 1565 ubicado en Florencia.
Finalmente, Gian Lorenzo Bernini realizó en mármol de Carrara en 1624 un adulto David captado en la instantánea que detiene el movimiento tras lanzar la piedra funesta hacia el gigante y persiguiendo su trayectoria con la mirada. Refleja el dramatismo, movimiento, teatralidad, expresividad y la fugacidad típicos de la obra barroca.