El David de Miguel Ángel: Perfección Escultórica y Legado Renacentista
Clasificado en Plástica y Educación Artística
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La Obra Maestra de Miguel Ángel: El David
Los ojos están profundamente tallados con el trépano (remarcando el iris y la pupila), y el profundo claroscuro de los cabellos intensifica la mirada. El artista nos transmite una poderosa sensación de vida interior, de máxima concentración física y psicológica antes del momento culminante. Los músculos en tensión, los tendones vibrantes, las venas a flor de piel refuerzan esta sensación.
Un Canto a la Belleza Masculina y el Estudio Anatómico
Miguel Ángel realiza en esta obra un canto insuperable a la belleza masculina y un magnífico estudio anatómico, a pesar de algunas críticas sobre la desproporción de las manos o la sobredimensionada cabeza. En la postura del cuerpo, el artista utiliza el contrapposto del arte clásico con el ritmo cruzado entre los miembros del cuerpo: el brazo izquierdo está doblado con la honda, mientras el derecho descansa estirado a lo largo del cuerpo; la pierna derecha soporta en tensión el peso del cuerpo, frente a la izquierda que se curva ligeramente para transmitir una sensación de equilibrio armónico. La visión frontal queda rota con el giro de la cabeza hacia la izquierda, donde se supone que está Goliat.
Simbolismo y Legado del David
El artista plasma en esta obra el prototipo del héroe que triunfa por su inteligencia sobre la fuerza bruta, un tema muy querido para los florentinos, pues podía interpretarse como una metáfora de la grandeza de su pequeña república italiana frente a sus enemigos exteriores. Estamos, además, ante una auténtica glorificación del ser humano que vuelve a ser, como en la Antigüedad Clásica, la medida de todas las cosas.
Historia y Conservación: Desafíos y Restauraciones
En su larga vida, la estatua del David ha sufrido diversos contratiempos, como la rotura de un brazo, del dedo del pie izquierdo, y algunas intervenciones desafortunadas. Con motivo del 500 aniversario de su realización (en 2004), se expuso de nuevo la obra al público tras una limpieza que, como todas las intervenciones en las grandes obras de arte, ha sido polémica al haber distintas opiniones sobre el método que debía utilizarse. En este caso, se optó por aplicar sobre su superficie emplastos de celulosa, arcilla y agua destilada, y vendajes de papel de arroz.