El Debate Fundamental: Parménides y Heráclito sobre el Ser y el Cambio

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Parménides: La Inmutabilidad del Ser

Los filósofos de Mileto postularon la existencia de una materia primaria de la que todo lo demás surge. Sin embargo, la cuestión de cómo esta materia podría transformarse en algo distinto dio origen al profundo problema filosófico del cambio, un tema central para Parménides. En la actualidad, la pregunta sobre el origen del universo se aborda a menudo a través de la teoría del Big Bang, aunque su demostración completa sigue siendo objeto de debate.

En el ámbito filosófico de su tiempo, se creía en la existencia del Ser, una realidad que trasciende nuestras dimensiones de espacio y tiempo. Parménides, abordando directamente esta cuestión, sostenía que todo lo que existe ha sido siempre y es eterno. De aquí sus célebres afirmaciones: «Nada puede surgir de la nada» y «algo que existe tampoco se puede convertir en nada». También afirmó que ningún cambio era posible, dado que no hay nada que pueda convertirse en algo diferente a lo que es exactamente.

Además, Parménides era un ferviente racionalista y defendía que todo aquello que nos ofrecen los sentidos es mera apariencia. Por tanto, lo único real para él es lo que se alcanza con la razón: solo la razón nos revela la verdadera realidad, siendo esta un Ser infinito que es el origen de todo. A esta realidad fundamental la denominó el Ser, una entidad única y común a todo lo existente. Este Ser, según Parménides, es aprehensible únicamente a través de la razón, la cual nos permite desvelar la verdadera realidad, más allá de las meras apariencias sensoriales.

Para concluir, la filosofía de Parménides se arraiga en una concepción de la realidad como un Ser inmutable y eterno, un origen fundamental. Aunque no cíclico en el sentido de un ciclo temporal de devenir y perecer, su pensamiento se alinea con una tradición griega que busca una raíz inmaterial y constante de toda existencia, en contraste con la percepción de cambio.

Heráclito: El Flujo Constante de la Realidad

Heráclito, un influyente filósofo presocrático de la Antigua Grecia, fue pionero en la indagación sobre el origen y la naturaleza de la realidad, buscando la causa subyacente de todo. En marcado contraste con Parménides, Heráclito postulaba que la esencia misma del Ser reside en el cambio constante.

Para él, el Ser no es una entidad estática, sino el movimiento mismo. La realidad es un flujo perpetuo; todo lo real está en constante transformación, y este movimiento es la esencia misma que subyace a la realidad. La medida de este movimiento es el logos o Dios, un principio racional que le proporciona estabilidad y hace que todo fluya de manera ordenada.

Además, Heráclito defendió que todo existe a través de la tensión y unidad de sus contrarios. Por ejemplo, aunque una silla es siempre una silla y no una mesa, un bolígrafo o una cama, la realidad heraclítea se define por la coexistencia y el conflicto de opuestos, como el día y la noche, la guerra y la paz, que son interdependientes y dan forma a la existencia. Si bien la filosofía de Heráclito, con su énfasis en el flujo, podría interpretarse como un precursor de ciertas corrientes escépticas que cuestionan la existencia de verdades firmes, Heráclito mismo creía en el logos como un principio racional y ordenador que subyace al cambio, proporcionando una estructura inteligible a la realidad.

En resumen, Heráclito fue uno de los primeros filósofos de la naturaleza en postular que la realidad verdadera es intrínsecamente cambiante y dinámica, un universo en constante devenir.

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