La Decadencia de los Austrias Menores: El Proyecto Centralizador de Olivares y la Crisis del Siglo XVII

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Los Austrias Menores y la Crisis del Siglo XVII

Durante el siglo XVII reinaron en España los últimos monarcas de la dinastía de los Habsburgo, conocidos como los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II). Su reinado se caracterizó por la decadencia exterior y el abandono del gobierno en manos de sus validos (persona de confianza del rey, que ejerce una gran influencia en las decisiones del gobierno).

Desde el siglo XVI se manifestaron conflictos entre una tendencia centralizadora, que trataba de homogeneizar los territorios de la Corona siguiendo el modelo de Castilla, y una tendencia descentralizadora, que buscaba el mantenimiento de las leyes (fueros) e instituciones propias de cada territorio. A estas tensiones de tipo político se unieron en el siglo XVII las derivadas de la profunda crisis económica y social que sufrió la monarquía.

El Gobierno del Conde-Duque de Olivares (Felipe IV)

Durante el reinado de Felipe IV se sucedieron las mayores dificultades internas y externas para el Imperio. El monarca delegó el poder durante la mayor parte de su reinado en manos del más famoso y mejor dotado de los validos, el político más capaz y activo del siglo XVII: Gaspar de Guzmán y Pimentel, Conde-Duque de Olivares. Su gobierno se caracterizó por el centralismo y el autoritarismo.

Olivares pretendió integrar a todos los reinos en un único Estado común, con las mismas leyes e instituciones, siguiendo el modelo castellano que permitía un mayor poder real. Sin embargo, su intento fracasó y originó enfrentamientos y graves revueltas internas.

El Programa de Reformas de Olivares

El Conde-Duque de Olivares propuso un ambicioso programa de reformas económicas y políticas:

1. Reformas Financieras y Económicas

La política interior estuvo íntimamente relacionada con la exterior, especialmente en el aspecto financiero. La reanudación de los conflictos europeos exigía importantes sumas de dinero a una Hacienda real en crisis. Para paliar esa situación, Olivares planteó una reforma financiera encaminada a evitar la corrupción y frenar los gastos. Para ello propuso:

  • Medidas mercantilistas que favorecieran el comercio y la industria nacional.
  • Reducción de los oficios y de empleos cortesanos.
  • Protección del comercio y supresión de aduanas internas.
  • Creación de impuestos menores.

Pero a pesar de las reformas, los problemas no se solucionaron y las bancarrotas se sucedieron durante el siglo XVII.

2. Reformas Políticas y Militares: La Unión de Armas

Hasta entonces, el principal esfuerzo financiero y humano para la defensa de la monarquía lo había efectuado Castilla, pero esta se hallaba exhausta y empobrecida. Ya no podía soportar el peso de las enormes necesidades económicas y militares de la Corona, especialmente mientras España participaba en la Guerra de los Treinta Años.

Por ello, Olivares planteó la Unión de Armas (1625): un ejército permanente sostenido por todos los reinos. Era absolutamente imprescindible integrar a todos los territorios. Para las empresas militares, cada reino debía aportar un número determinado de soldados en función de su población y riqueza.

En realidad, con esta medida, se pretendía unificar políticamente el Imperio y suprimir las diferencias forales.

Las Revueltas de 1640: Cataluña y Portugal

La aplicación de estas medidas centralizadoras y la presión fiscal provocaron en 1640 las graves rebeliones de Cataluña y Portugal:

  • Rebelión de Cataluña: La negativa a colaborar de las Cortes Catalanas no impidió que Olivares abriera un frente en los Pirineos Orientales para luchar contra Francia, lo que obligaba a contribuir a los catalanes. Esto dio lugar a levantamientos como el del “Corpus de Sangre”. El conflicto se convirtió en un enfrentamiento directo entre las tropas catalanas (alentadas por la Generalitat y con el apoyo del rey francés) y las tropas de Felipe IV.
  • Rebelión de Portugal: Se produjo por el aumento de la presión fiscal derivada de la Unión de Armas, la presencia de castellanos en el gobierno y la falta de ayuda militar ante los ataques holandeses. El levantamiento fue dirigido por el duque de Braganza, quien finalmente se proclamó rey de Portugal, consiguiendo la independencia definitiva en 1668.

Consecuencias y Fracaso del Proyecto Centralizador

Las reformas de Olivares se inscribían en un plan más amplio que pretendía unificar políticamente el Imperio, suprimiendo las diferencias constitucionales y repartiendo por igual las cargas y beneficios entre todos los territorios de la Corona. Este plan entrañaba una concepción absolutista del poder y buscaba crear una estructura centralizada del Estado, más fácil de gobernar.

Sin embargo, su aplicación resultó casi imposible, tanto por las dificultades económicas crónicas de la monarquía, como por la férrea oposición de los distintos reinos a perder sus privilegios forales.

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