Declaración del Congreso de Munich: Un Punto de Inflexión en la Oposición al Franquismo (1962)
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Declaración del Congreso de Munich del Movimiento Europeo (1962)
Contexto Histórico
Este documento analiza la declaración del IV Congreso del Movimiento Europeo, celebrado en Munich entre el 5 y el 8 de junio de 1962. El congreso sirvió como plataforma para impulsar la unificación de Europa y contó con la participación de 118 políticos españoles de diversas tendencias opuestas al franquismo (monárquicos, democristianos, socialistas, nacionalistas vascos, etc.), excluyendo a los comunistas. Presidido por Salvador de Madariaga, el congreso culminó en una resolución que reflejaba las conclusiones de las comisiones participantes.
La Oposición al Franquismo en Munich
La oposición al franquismo se reunió en Munich para denunciar el régimen dictatorial de Franco, que había solicitado la adhesión a la Comunidad Económica Europea. Los tecnócratas del desarrollismo franquista pretendían el ingreso en la comunidad sin modificar la política del régimen. Todos los puntos del comunicado coincidían en la necesidad de que España se convirtiera en un sistema democrático, requisito fundamental para el ingreso en el Mercado Común.
Frente a la falta de democracia del franquismo, se exigía un sistema “auténticamente democrático”, donde el Parlamento y las instituciones locales fueran elegidos por los ciudadanos. Se reclamaba la legalización de las “corrientes de opinión y de partidos políticos”, así como el reconocimiento de las “comunidades naturales”, otorgando personalidad política y jurídica a regiones como Cataluña y el País Vasco. En esencia, se pedía un sistema democrático reconocible, basado en los derechos de la persona y la libertad de opinión, en contraposición al modelo represivo vigente en España.
Aunque los firmantes tenían visiones distintas sobre el modelo de Estado, sin concretar si se optaría por una monarquía o una república, el manifiesto expresaba cierto optimismo al afirmar que contaba con el apoyo de la mayoría del pueblo español. Sin embargo, en aquel momento, el régimen franquista no parecía estar en peligro, fortalecido por el reconocimiento internacional que le otorgaba la Guerra Fría al situarlo entre los enemigos del comunismo.
Reacción del Franquismo y la Evolución de la Oposición
El franquismo reaccionó con dureza ante la reunión de Munich, suspendiendo el artículo que reconocía el derecho de los españoles a fijar su residencia libremente. Esta represión afectó a dirigentes políticos. El Régimen organizó manifestaciones a favor de Franco y aumentó la represión, creando el Tribunal de Orden Público para delitos políticos. El único cambio significativo fue la sustitución del ministro Gabriel Arias Salgado por Manuel Fraga Iribarne.
La década de 1960 vio surgir una nueva oposición al franquismo, con la aparición de nuevos movimientos sociales y la revitalización de la actividad política contraria al régimen. Los viejos partidos políticos renovaron sus dirigentes y surgieron nuevos grupos y organizaciones, desde la extrema izquierda hasta el liberalismo monárquico. Se creó la UFD (Unión de Fuerzas Democráticas), con la participación de la oposición interior y exterior. El Congreso de Munich representó uno de los intentos más claros de oposición.
El FLP (Frente de Liberación Popular, conocido como el FELIPE), activo entre 1958 y 1969 y liderado por Julio Cerón, tuvo cierta repercusión. El partido con mayor implantación fue el PCE, dirigido por Santiago Carrillo, que se infiltró en movimientos sociales y sindicales. También se revitalizó la oposición del nacionalismo, con partidos históricos como ER o el PNV y otros surgidos en los años setenta como Convergencia. En este contexto nació ETA, que combinaba nacionalismo e ideas socializantes y adoptó la lucha armada.
Movimientos Sociales
Junto a los partidos políticos, surgieron movimientos sociales de oposición. A partir de 1960, las huelgas y las reivindicaciones obreras aumentaron, especialmente en zonas industriales. Las huelgas, que comenzaban por motivos laborales, se convertían en un mecanismo de oposición al régimen. En este contexto nació CCOO, un sindicato independiente que impulsaba la lucha laboral y política, combinando la acción ilegal con la legal.
La protesta estudiantil, especialmente en las universidades de Madrid y Barcelona, impulsó la creación de sindicatos democráticos de estudiantes, enfrentados al oficial del franquismo (SEU). También surgieron movimientos vecinales que reclamaban mejores condiciones de vida e introducían reivindicaciones políticas y democráticas.
Finalmente, parte de la Iglesia comenzó a criticar al franquismo, desde la Iglesia nacionalista vasca o catalana hasta agrupaciones como la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), que participó en luchas sindicales.