Dependencia Económica y Neocolonialismo: Impacto en Países Productores

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1. Dependencia Comercial y Neocolonialismo

Se refiere a la fuerte dependencia comercial existente en los países subdesarrollados, que son neocolonizados por sus anteriores metrópolis del pasado colonial o por los países desarrollados y, por tanto, poderosos económicamente. Aunque el proceso de descolonización ha hecho a estos países supuestamente independientes en lo político, al igual que en el sistema colonial anterior, siguen exportando materias primas a bajo precio e importando productos manufacturados o semielaborados a precios más elevados.

Los países productores no son los que fijan los precios a las materias primas, sino las bolsas del comercio internacional en función de la demanda de los países ricos. Ello supone que cualquier oscilación de los precios de las materias primas provoca importantes desequilibrios en la economía de los países neocolonizados, mientras que los gastos derivados de la importación de productos manufacturados son mucho más estables.

2. Soberanía y Control de Recursos Naturales

En la Declaración de la Asamblea General de la ONU se expone la necesidad de que los países productores del Tercer Mundo sean soberanos tanto en lo político como en la posesión de sus recursos naturales. En el neocolonialismo, los gobiernos y las empresas de los países ricos intervienen en la política de los países productores ejerciendo un control de sus riquezas.

Así, si esta Declaración de la Asamblea General se hizo en 1974, unos años antes había terminado la Guerra de Biafra, iniciada en 1967 y que terminó en 1970. Esta guerra constituye un claro ejemplo de un conflicto armado propio del neocolonialismo, en el que países ricos occidentales mantuvieron económica y militarmente la secesión de Biafra, una región situada al sureste de Nigeria y que es muy rica en petróleo, gas y yacimientos minerales.

Como consecuencia de la injerencia de los países occidentales interesados en la secesión del territorio, la guerra se transformó en una cruel guerra civil entre etnias en la que murieron más de dos millones de personas de hambre y enfermedades.

3. Dominio a Través de la Dependencia Financiera y Tecnológica

3.1. Dependencia Financiera

La necesaria reglamentación y supervisión de las sociedades multinacionales no solo se refiere a su injerencia en la administración y en las decisiones de los gobiernos de los países productores de materias primas, sino también a otras formas de dominio como lo son la dependencia financiera y tecnológica.

Los países del Tercer Mundo necesitan capitales para su desarrollo, por lo que se ven forzados a pedir préstamos a los bancos de los países más desarrollados y a organismos internacionales. Sin embargo, tratándose de países que son focos de tensión o países en los que sus gobernantes no emplean los préstamos que perciben con eficacia, las entidades aplican una prima de riesgo, con lo que suben los intereses y también el endeudamiento. Además, la mayoría de las empresas multinacionales modernas del Tercer Mundo son de países ricos que invierten en estos países para aprovechar la mano de obra barata y las ventajas fiscales.

3.2. Dependencia Tecnológica

En cuanto a la dependencia tecnológica, los países del Tercer Mundo no disponen de tecnología moderna ni medios para conseguirla; por tanto, tienen que importarla de los países desarrollados mediante el pago de royalties. Esto supone que los préstamos y las inversiones acaban generando unos beneficios que no se quedan en el país, sino que vuelven a su país de origen, provocando una descapitalización permanente.

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